El espacio decano de bi fm llega a las 700 entregas y Omar López lo celebra con un extenso programa especial. Él mismo firma unas líneas en las que resume la historia de su criatura radiofónica, esa que lleva más de 15 años en antena como altavoz de la contracultura y de la música más underground
Podcast: Escucha o descarga el Especial 700 programas de Escena Joven
Tengo la mala costumbre de no medir bien el tiempo. De ahí que suelo llegar tarde a los sitios y luego una vez allí, nunca quiero irme, porque me parece que acabo de llegar, aunque lleve allí ni se sabe las horas y alguien lleve ya un rato barriendo el suelo del local. Vamos, que 700 programas son muchos programas, y no me atrevo ni a sacar la cuenta de las horas emitidas. Contando con que el «elemento» que escribe esto empezó la aventura hace 15 años y nueve meses, está claro que el tiempo invertido ha sido enorme.
Pero en realidad lo que quiero decir es que a mí no se me ha hecho tanto. Me parece que fue ayer cuando empezamos a realizar Escena Joven en aquel cuchitril desde el que emitíamos, con goteras cayendo sobre el equipo, desafiando todas las normas de seguridad. Y no digamos de «sonoridad«, porque nuestro locutorio se aislaba del mundo con una tabla de ocumen forrada de corcho blanco, je, je… Los pocos que nos escucharan debieron pensar que emitíamos desde alguna catacumba. Está claro que hemos salido adelante y la emisora ha prosperado, todo ello gracias al trabajo constante y al buen hacer, que ha hecho que el medio, además de mejorar, se haya ganado un respeto.
Pero insisto, parece que fue ayer cuando realizábamos aquellas tumultuosas asambleas en las que intentábamos ponernos de acuerdo en la orientación de la radio, algo que añadía muchas horas más a las que ya invertíamos en estar en antena.
¿CUÁL ES EL SECRETO PARA AGUANTAR TANTO?
Debo confesar que yo ya venía «trillado«. Había tenido ya dos programas en dos emisora distintas. La primera era totalmente amateur y el programa era de magia negra y otras chorradas paranormales, a lo Iker Jiménez, para que me entendáis. Como yo no tenía ni idea del tema, el repertorio se me acabó rápido y era un sufrimiento buscar contenidos nuevos semana tras semana. Duró poco y aprendí la lección.
Mi otra experiencia radiofónica fue más profesional, en una radio seria. Mi trabajo consistía en ir a todos los saraos y eventos glamurosos de Bilbao y alrededores. Yo hacía de reportero mostrando lo bien que se lo pasaba la gente, sobre todo la «gente guapa«. ¡Qué le vamos a hacer, es a lo que se dedica desde hace mucho tiempo el periodismo serio! No gané un duro y tampoco logré sentirme demasiado realizado, pero al menos me puse ciego de canapés y cóctels.
Y LLEGÓ BI FM
Y siguiendo la filosofía del Punk del «hazlo tú mismo«, un grupo de tarados y taradas decidimos hacer una radio, Bidebieta Irratia, para nuestro pueblo y comarca. Y una vez que conseguimos ponerla en marcha enseguida supe qué tipo de programa (programas mejor dicho, porque durante los primeros años también tenía otro espacio, así que hacía dos programas e incluso a veces también los informativos -¡Dios, qué correa tenía yo entonces!-) debería hacer: uno sobre algo que me gustara y que fuera suficientemente amplio como para que yo fuera capaz de completar aunque sólo fuera una temporada (y ya voy por la dieciséis…). Es decir, no podía ser que en el cuarto o quinto programa me quedara sin contenidos, mi intento de ser un «ikerjiménez» ya me había dejado el culo pelado. Así que yo, amante del Punk, del Hardcore, del Metal, de los grupos, colectivos y gentes que no se muerden la lengua, encontré un filón inagotable. La llamada «escena alternativa» se mostraba viva y lo ha estado durante todos estos años. Su continua efervescencia me ha dotado de contenidos como para hacer no 700, sino 7000 programas. Tras Bidebieta Irratia llegó bi fm, la rama musical de la primera. También llegó la profesionalización, pero el espíritu se mantuvo. ¡Larga vida a la escena!
Me repito otra vez: casi ni me he enterado. Se me ha pasado en un volado. La Escena sigue siendo Joven a pesar de que la barriga, las entradas y esa cosa pequeña que me llama «aita» demuestren que yo ya no soy ningún chavalillo, al menos en edad, porque en espíritu le doy mil vueltas a más de un niñato.
Por cierto, si os queréis enterar por qué el programa se llama Escena Joven, vais a tener que escuchar este Especial Nº 700.
Y EN EL PROGRAMA 700…
¡Ah!, antes de que se me olvide, os contaré un poco de que va el programa. He optado por lo fácil y me he centrado en lo musical. Tened en cuenta que en Escena Joven se han entrevistado a docenas de colectivos, autores de libros, fanzines, radios libres, sellos… y hacer un resumen de todo ello iba a ser un poco locura. Así que he recolectado unos 100 discos que a mí personalmente me han parecido referenciales de todos estos años y los he ido nombrando, pinchando de paso algunos de ellos (tened en cuenta que dos horas de programa no dan desgraciadamente para pinchar 100 grupos distintos).
En el programa hay algo de metal, algo de reggae-ska, algo de rock, algo de punk y mucho mucho hardcore en sus diferentes versiones (new school, old school, emo, crust…). ¿Qué grupos suenan en el programa?. Vamos a nombrar a algunos. Los metaleros gipuzkoanos Latzen son de los primeros en sonar por derecho propio, ya que ellos fueron el primer grupo al que entrevistamos en el programa. Hay que decir que el programa se centra sobre todo en los años 1998-2002, porque esos fueron los años fuertes de la distribución alternativa, en una época en la que los sellos no-comerciales llegaron a tener tales niveles de ventas que amenazaron seriamente la hegemonía del mercado comercial. Son los años de grupos como Sin Dios (Madrid), Tarzán (Madrid) o El Corazón del Sapo (Zaragoza), que arrastraban masas de gente sin que sus discos se vendieran en grandes superficies y en ocasiones ni siquiera en tiendas de discos al uso.
Además de a ellos, también se pueden escuchar a grandes bandas del rock alternativo vasco (Dut, Kuraia…); a la siempre hardcoreta Barcelona (X Milk, Disface); al Madrid más insurgente (Faber Pugna); a la vieja escuela estadounidense (Up Front, Good Clean Fun); a la nueva escuela también estadounidense (Strife); a los que rompieron las escuelas y crearon algo totalmente nuevo, como los suecos Refused; a los que nos dejaron cuando nosotros empezábamos, como el clásico NYHC de Warzone; la fuerza eléctrica de Fun People (Argentina); el emo-hardcore de Pirexia (Uruguay); el emo-rock de Visión Tunel (Zaragoza); el neocrust cazalloso de Derrota (Valencia); el metal gotico-industrial de Killus (Castellò); el rock setentero de Positiva (Bilbo); el ska-reggae reivindicativo y alegre de Kisap (Valencia); el rockin hardcore de Elfo Negro (Bilbo)…
En fin, son todos los que están pero no están, ni de coña, todos los que son. Se me ocurren otras cuatrocientas bandas que hubieran merecido estar igualmente aquí, así que esto no es más que un pequeño surtido de casi dieciséis años de escena underground, de apenas 700 programillas de nada. Y ya termino , que a este paso celebramos el programa 800 antes de terminar este articulo. Si es que… ¡Se me pasa el tiempo en un volado!