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cine

«Los aitas»: Padre ochentero, implicación cero

Una comedia que tenía el terreno abonado para el cuñadismo y el tópico pero que una y otra vez se sortean con inteligencia y elegancia.

"Los aitas" // BTeam Pictures
La nueva de Borja Cobeaga es «La película del mes», una comedia que tenía el terreno abonado para el cuñadismo y el tópico pero que una y otra vez se sortean con inteligencia y elegancia.

Nací en los 70 y fui niño en los 80, así que me pega de lleno la onda expansiva de la última comedia de Borja Cobeaga: «Los aitas», cuatro inútiles, como los de Fellini, que solo saben alardear de borracheras, dejando todo el peso de la responsabilidad a la parte materna. Y de fondo, el cierre de Altos Hornos, el brutal paro en la Euskadi de entonces y los benditos videoclubs. Sí, cualquier tiempo pasado fue peor.

Hay que reconocer que Cobeaga, famoso por su, quizá, guion más convencional, «Ocho apellidos vascos», le tiene pillada la medida a la dramedia, esa comedia tan difícil en la que te estás riendo a carcajadas mientras te apiadas de la miseria de los personajes. Ya lo demostró en «Negociador» o la soberbia «No me gusta conducir», en la que el protagonista se apellidaba Lopetegui… que es la compañía de autobuses que lleva a Alemania a «Los aitas».

Un guiño sutil que hubiese hecho sonreír al propio Wilder (de nada, Borja).

Una película, la de Cobeaga, tierna, corta (gracias por esos ¡89! minutos) y muy bien engrasada por un casting descomunal en el que nos van a permitir quedarnos con Mikel Losada, un actor que siempre está bien, y con Laura Weissmarh, reciente ganadora del Goya por su escalofriante «Salve María» y cuyo personaje de profesora de gimnasia daría para otro largometraje.

Ellos equilibran la parte dramática de una comedia que tenía el terreno abonado para el cuñadismo y el tópico pero que una y otra vez se sortean con inteligencia y elegancia (impagable Juan Diego Botto hablando en francés… y después en alemán).

No se la pierdan.

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