Borja Crespo nos relata, de viva voz, su opinión en torno a la séptima entrega de «La Guerra de las Galaxias», la legendaria saga de ciencia ficción iniciada por George Lucas en 1977 y ahora continuada por J.J. Abrams. La película llegará a los cines el próximo viernes, 18 de diciembre, pero nuestro compañero (responsable del programa «La Hora Caníbal») tuvo el honor de asistir ayer, tres días antes, al pase de prensa celebrado en Madrid
«Star Wars» retrata en clave fantástica la eterna lucha entre el bien y el mal, la luz y la oscuridad, algo extrapolable a su existencia en la historia del cine. Para algunos, su éxito supuso la aparición del concepto blockbuster, la infantilización de Hollywood; para otros, elevó la evasión a la categoría de arte. La cultura de la nostalgia está resultando ser un chollo. El consumo de merchandising proporciona más beneficios que las propias películas. El concepto de franquicia elevado al cubo, pero también un sugestivo cruce de medios: tebeos, video-juegos, literatura…
El hecho de que muchos fans fatales de la saga se la tomen como una religión da para numerosos estudios. Hay quien piensa que existe la Fuerza. Generacionalmente, algo pasó en los estudiantes de E.G.B. que sigue transmitiéndose a sus hijos. La séptima entrega de la saga es un desfile de guiños al público entregado. No defrauda en absoluto en este sentido, aunque peca de facilona. Los diseños de naves, criaturas y elementos que lucen en el paisaje son notables. Nada que ver con la decepción de la primera trilogía -estrenada segunda en el tiempo-. Buen trabajo de J.J. Abrams, con sentido del humor, algo necesario. No hace falta contar nada del argumento porque ya se sabe, ya hemos visto la película con anterioridad, lo que no quita que se deguste con ganas. Cuando suena la sintonía de John Williams, algo pasa en nuestro interior. Es difícil luchar contra eso.