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Germán Castañeda

Puro teatro (mayo): «Cantando bajo la lluvia» vs. «The Wedding Singer» o la gestión de expectativas

Coinciden en la cartelera dos grandes musicales. El primero, en Bilbao y con 2,5 millones detrás; el segundo, en Donostia, y con voluntarios.

"Cantando bajo la lluvia" // David Ruano
Coinciden en la cartelera vasca dos grandes musicales. El primero, en Bilbao, con una ambiciosa inversión de 2,5 millones de euros detrás; el segundo, en Donostia, levantado por voluntarios a base de tesón y entrega

Se dice que todo en la vida se disfruta en tres etapas: mientras se anticipa (cuando compramos las entradas y hacemos planes para ir al teatro, en nuestro caso), cuando se está experimentando (desde la butaca) y, ya después, al recordarlo (con lo que queda de la función en nuestra memoria). En las dos primeras fases son determinantes las expectativas personales.

Por eso es fundamental gestionarlas: tanto uno/a mismo/a (como público) como el equipo de marketing/comunicación del correspondiente espectáculo (como responsable de hacernos llegar la información). Y esto, ¿a cuento de qué viene?, te preguntarás. Pues a que ‘las expectativas’ me llevan este mes a recomendar con el mismo nivel de convicción y fervor dos musicales: uno profesional con un presupuesto de 2,5 millones de euros («Cantando bajo la lluvia», en el Arriaga de Bilbao hasta el 21 de mayo –entradas, 20-59 € + gastos-) y otro amateur que es posible sólo gracias a voluntarios entregados («The Wedding Singer», en el Teatro Salesianos de Donostia hasta junio –gratis, con reserva de entradas-).

«Cantando bajo la lluvia, el musical»

«CANTANDO BAJO LA LLUVIA» (Nostromo Live)

Poco hay que contextualizar a estas alturas (70 años después) sobre «Cantando bajo la lluvia». La mítica película musical de 1952 se convirtió en espectáculo teatral en Londres en los años 80, saltó después a Broadway, tuvo un fallido intento de recrearlo en España en los primeros 2000 y una flamante y megalluviosa (doy fe) reposición en el West End en 2012. Ahora, la productora Nostromo Live y el televisivo trío Àngel Llàcer (dirección), Manu Guix (dirección musical) y Miryam Benedited (coreografías) lo han querido llevar a escena en castellano como la megaproducción que es y tomando como punto de partida la más reciente versión en Broadway. Animados por sus éxitos de público con «La tienda de los horrores» y «La jaula de las locas», ahora han hincado el diente a un material infalible (las canciones y el guion del mencionado filme).

Con esa materia prima, era prácticamente imposible que la cosa saliera mal. Si a eso le sumamos la mencionada y millonaria inversión en producción, un elenco hiperprofesional de más de 20 intérpretes y cantantes y una orquesta de 10 músicos en vivo, el espectáculo está servido. Por tanto, vaya por delante mi convicción de que casi el 100% del público disfrutará del show. Ahora, los fans irredentos de la peli y quienes hayan visto producciones teatrales anglosajonas de este musical (o sea, los menos) no verán sus expectativas del todo colmadas y/o saldrán con ganas de recuperar el filme original.

Aquí, las coreografías grupales no terminan de brillar (mucho mejor planteados los dúos y tríos); la pareja protagonista es tan, tan melosa que carga (era imposible alcanzar la química y el equilibrio entre romanticismo y merengue de Kelly y Reynolds en la película); por momentos hay cierto caos en escena (todas las partes del rodaje -no hacían falta hasta 6 secundarios pretendidamente graciosos en escena-); el supuesto ‘gran número’ del ‘filme dentro del filme’ («Broadway Melody») no aporta lo que semejante clímax demanda; las proyecciones escenográficas de fondo que deberían complementar los muy trabajados decorados son pobres (las farolas más lejanas, el símbolo de ‘Hollywoodland’, los letreros de relleno traseros de Broadway…). Y no se saca partido a los anunciados «mil litros de agua» del número que da título al show (lejos de la prometida «lluvia en escena»).

Llamadme tiquismiquis si queréis pero, lo que decía al principio: cuestión de expectativas personales. Sí, vale, es un ‘espectaculazo’ más que solvente que gustará a todos los públicos, pero yo, personalmente, no puedo evitar fijarme en lo mejorable más que en los logros (que esos los daba por hecho en una producción de esta envergadura) y mentiría si no escribiera aquí que esperaba más. Esperaba, por ejemplo, lo que sí dan los maravillosos Mireia Portas (Premio Talía 2023 a Mejor Actriz de Musical) y Ricky Mata, dos secundarios robaescenas cómicos brillantes. La primera está memorable. Me atrevería a decir que hasta mejora el personaje de la estrella del cine mudo de voz insoportable Lina Lamont (y es muuuucho decir). El segundo (como Cosmo, el inseprable amigo del prota) es un actor-cantante-bailarín que en «La jaula de las locas», nos pareció magnético y con un talento que pedía a gritos más tiempo en escena. Pero es que con lo que hace ahora en «Cantando bajo la lluvia» ya se gana, por derecho, un próximo musical en el que ser el absoluto protagonista. ¡Estamos deseando verlo!

«Cantando bajo la lluvia» // David Ruano

«THE WEDDING SINGER» (Gaztetxo Antzerki Eskola)

Por ese mismo efecto de las expectativas, cuando oí hablar por primera vez de la donostiarra Gaztetxo Antzerki Eskola torcí el morro. Una escuela de teatro musical local que, desde 1999, estrena cada año un musical producido por sus voluntarios y protagonizado por sus alumnos (de entre 15 y 30 años), me contaron. Vale, bien, vayamos, apoyemos a la cantera amateur y, total, la entrada es gratuita. Eso fue el año pasado (llegué a la fiesta 23 años tarde, mea culpa), y lo que finalmente vi en escena en el Teatro Salesianos Donostia, en Intxaurrondo, ya lo conté en mi artículo Las 10 mejores obras vistas en 2022, donde su «Head Over Heels» se coló por méritos propios.

El mes pasado estrenaron su nueva producción, «The Wedding Singer», y, una vez vista, he comprobado que lo de que el año pasado se colaran en mi ranking no fue un milagro, no. Gaztetxo es una joya del teatro local que creo que debemos cuidar, apoyar y potenciar. Una verdadera compañía de jóvenes vascos/as entregados/as a formarse en el teatro musical y arropados/as por un enorme grupo de voluntarios/as que lo mismo construyen decorados que cosen vestuarios o hacen horas de taquilla, acomodación o bar. Y, entre esos voluntarios, profesionales del género que colaboran desinteresadamente como Germán Schlatter (responsable de sonido de «El Rey León») o Nacho Arjona (diseñador de iluminación que ha trabajado en «Mamma Mía!», «La Bella y la bestia» o, el próximo verano, en el Festival de Teatro Clásico de Mérida).

The Wedding Singer // Gaztetxo Antzerki Eskola

En este «The Wedding Singer» (show de Broadway de 2006 basado en la comedia romántica que, en 1998, protagonizaron Adam Sandler y Drew Barrymore), la inversión en producción es mastodóntica (derechos del musical original, escenografías, vestuarios…); el trabajo es arduo (en adaptación al castellano del libreto y las canciones, en regrabar la banda sonora, en ensayar durante meses cada viernes de 7 de la tarde hasta la medianoche…); y la profesionalidad alcanza cotas inconcebibles para un equipo amateur (interpretación, canto -la mayoría de las canciones son en vivo; aunque la música sí es pregrabada-, coreografías…). Y, sobre todo, el resultado es más que sorprendente y más que loable, no ya para las expectativas que el público puede llevar, sino incluso para el mercado profesional y comercial actual.

La adaptación al castellano es de 10 (con los justos -y cómicos- guiños locales), la multiplicidad de decorados es una locura, el protagonista (nosotros vimos a Jokin González -aunque se alterna con Jorge Pérez-) y algunos secundarios están más que preparados para debutar mañana mismo en cualquier musical de la Gran Vía madrileña, el diseño de iluminación es nivel West End londinense y hay números para enmarcar (el de los perdedores en el amor, el de la discoteca La City, el de la cachondísima abuela…).

The Wedding Singer // Gaztetxo Antzerki Eskola

Aunque esto no deje de ser una escuela de teatro musical, no imagines una función escolar. O, bueno, sí, mejor acércate con esas expectativas, que así «The Wedding Singer» te va a volar la cabeza tanto como a mí. Porque, aunque no seas de Donostia, conocer el trabajo de Gaztetxo bien merece un viajecito ida y vuelta. Hazme caso, me lo vas a agradecer.

Ah, por cierto, aunque la entrada sea gratuita, sí admiten donativos a la salida para mantener la escuela funcionando (si vas, estírate, que se dejan la piel y su trabajo bien vale lo mismo que una entrada para un teatro comercial). Recuerda, hasta junio en cartel (las reservas gratuitas se van abriendo con algunos días de antelación a cada función).

Cartel de «The Wedding Singer» // Gaztetxo Antzerki Eskola

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