Aunque hace unas semanas ganaba el Premio MAX 2018 al mejor guion teatral, por aquí nunca podremos verla. Sí se espera que nos llegue, en 2019, su continuación. Este mes también te recomendamos “La ternura” y la última y maravillosa locura de La Fura dels Baus
Un dramaturgo vizcaíno escribe una obra de teatro de autoficción en la que, con los mimbres de la realidad de su propia familia, teje un relato coral que repasa más de 100 años de la historia de Euskadi (o, más bien, de “una historia” concreta de Euskadi, como dice él y como puntualiza el subtítulo del montaje). En el guion hay un 30% de texto en euskera, incluso se ha hecho un esfuerzo filológico por recuperar el vizcaíno de Uribe Kosta de finales del siglo XIX. La crucial presencia del folklore vasco le lleva a recurrir al donostiarra Iñaki Salvador para las músicas y a Jon Maya (de Kukai Dantza) para las danzas. Sobre papel, todo remite a Euskadi. Tanto, que su creador teme que la obra “solo se vaya a poder hacer en cuatro teatros del País Vasco”.
Ese guion es “Los Gondra. Una historia vasca”, un texto que el pasado 18 de junio le valía a su autor, Borja Ortiz de Gondra, el Premio MAX 2018 (máximo galardón teatral español) a Mejor Autoría del año (la obra también estaba nominada a Mejor Espectáculo teatral). Curiosamente, ese reconocimiento le ha llegado sin haber pisado jamás un solo teatro vasco. Porque fue el Centro Dramático Nacional (dependiente del Ministerio de Cultura) el único que apostó por levantar la obra. La estrenaron en Madrid a comienzos del año pasado (con la presencia del euskera rebajada a un 5-10% por motivos obvios, a pesar de contar en el reparto con actores vascos), y el boca-oreja y las unánimes buenas críticas hicieron que las entradas se agotaran en poco más de una semana. Pero las representaciones estaban programadas para terminar el 19 de febrero de 2017. Y así fue. “Los Gondra. Una historia vasca” nunca salió de gira porque ningún otro teatro lo solicitó, y la presencia en la cartelera madrileña era improrrogable (los teatros públicos no se someten a los designios -positivos o negativos- de la taquilla).
Una pena. Porque, como los MAX han reconocido ahora (y como nosotros corroboramos tras haber podido verla gracias al Centro de Documentación Teatral), tanto el público vasco como el de cualquier rincón se ha perdido la oportunidad de disfrutar de una creación monumental. Un mosaico que, partiendo del particular microcosmos de una familia de Algorta, retrata realidades universales. En “Los Gondra. Una historia vasca” asistimos a tres momentos concretísimos en la historia de la saga familiar de los Arsuaga (que bien podrían ser los Gondra del título, los Gondra del propio autor, Borja Ortiz de Gondra). Tres situaciones separadas por unos 40 años cada una (desde finales del siglo XIX hasta los años 80 pasando por la posguerra). Tres episodios en los que un miembro de la familia, enfrentado al resto, se verá obligado a abandonar el hogar. Por una u otra razón, desde uno u otro bando; porque lo de Borja Ortiz de Gondra es teatro humano, no político.
Según los tres actos se van sucediendo, es inevitable quedar impresionado por lo complejo de un entramado que da voz a 40 miembros de hasta cinco generaciones de Arsuaga (interpretados por 10 actores que van alternando personajes para ser ahora nieto, luego padre, después hijo, etc.). Un castillo de naipes genealógico que podría caerse en cualquier momento si no estuviera levantado por el autor con maestría, ubicando situaciones y personajes con sutileza pero con claridad.
Al inimitable modo en que García Lorca nos hablaba del mundo con las pinceladas costumbristas de una realidad andaluza específica, Ortiz de Gondra sube a las tablas vivencias y sentimientos en los que cualquiera puede verse reflejado. Y no solo en eso nos recuerda al genio granadino. Porque en “Los Gondra” también vemos los efectos de las violencias y el desgarro que generan los conflictos familiares enquistados. El leit motiv es claro: el odio no separa. De ahí, la pregunta que sobrevuela la obra y con la que el montaje termina: ¿Podemos perdonar para volver a vivir juntos y en paz?
El éxito de “Los Gondra. Una historia vasca” (cuyo guion se ha llegado a publicar en francés y en inglés) va a permitir que esa pregunta se responda en la continuación de la obra. “Los otros Gondra” acaba de ser confirmada como una de las producciones de la temporada 2018-2019 del Teatro Español de Madrid. Se estrenará, con el mismo equipo (al que se une el actor Lander Otaola), el próximo 10 de enero y, tras un mes en cartel, se espera que, ahora sí, esta “segunda parte” pueda arrancar gira y llegar a los teatros vascos. El autor nos adelanta que estará ambientada en la actualidad y hablará del aquí y el ahora de Euskadi. “Hemos llegado a ese punto en el que alguien puede dar un paso adelante, perdonar y empezar a cambiar dinámicas. Y eso genera muchas preguntas: ¿Quién pide perdón? ¿Quién lo concede? ¿Para perdonar debemos olvidar? ¿Qué debemos olvidar y qué no?”, se cuestiona.
Y antes de despedirnos de nuestra columna teatral mensual hasta septiembre, un par de recomendaciones para próximas semanas. El 21 de julio, el Teatro Barakaldo ofrecerá una nueva ocasión para que los rezagados puedan ver uno de los grandes éxitos de este último año: “La ternura”, el curioso juego que Alfredo Sanzol ha creado siguiendo los cánones del teatro shakesperiano (entradas, aquí). Para el 2 y el 3 de agosto, la cita teatral imprescindible será en el Kursaal donostiarra, que inaugura la Quincena Musical con La Fura Dels Baus (y con Haydn). En “La creación” (foto bajo estas líneas), la siempre inquietante compañía catalana toma la partitura del compositor austriaco para contarnos el origen del mundo y del ser humano usando grandes pantallas, enormes globos de helio, un tanque de agua, cantantes suspendidos, estructuras levadizas y una iluminación digna de un macroconcierto. Un espectáculo total, inmersivo y alucinante del que también forman parte la Bilbao Orkestra Sinfonikoa, un coro y varios cantantes líricos (entradas, aquí). ¡Buen verano y mucho y muy buen teatro!