Un año más, el festival ha contado con una curiosa propuesta musical de acceso gratuito. Tres bandas emergentes en directo en un pequeño barco que recorre el Nervión durante una hora. Toda una experiencia. Aquí, crónica (con fotos de David Mars) de lo vivido a bordo
Por segundo año consecutivo, el escenario más curioso de Bilbao BBK Live no ha estado en este 2018 en el recinto del monte Kobetas. Tampoco ha sido uno de los muchos que acogen las calles y plazas de Bilbao dentro del ciclo paralelo y urbano Bereziak. No. Estaba en pleno Nervión y era flotante. El «Escenario Barco» by Jägermusic surcaba el pasado sábado 14 de julio la Ría durante toda la mañana (en tres pases de una hora cada uno), ofreciendo una peculiar experiencia (de acceso gratuito) a festivaleros, bilbaínos y turistas, tuvieran o no la pulsera del Bilbao BBK Live. La música la ponían tres prometedores nombres emergentes del panorama nacional, todos participantes en el programa Jägermusic, dedicado a apoyar a bandas emergentes de distintos géneros musicales. Tres conciertos en la intimidad de un barco de pequeña eslora que se vivieron mucho más de cerca de lo que puedas imaginar.
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En BI FM no quisimos perder la ocasión y nos embarcamos en uno de los viajes de este escenario flotante, partiendo del céntrico muelle de Pío Baroja (frente al Ayuntamiento) en dirección al mar, y llegando hasta Zorroza (y vuelta). Según subimos al barco, nos encontramos ya preparados sobre la cubierta los equipos de las tres bandas, así que el pasaje nos fuimos situando alrededor para no perder detalle de lo que allí íbamos a poder ver y escuchar. Mientras, disfrutábamos de una mañana soleada y calurosa hasta el extremo (un calor que, por suerte, podíamos sofocar en el pequeño bar del barco ¡¡con dos cócteles gratuitos por tripulante!! ¡Lujo!).
Nada más zarpar, la jovencísima D’Valentina (Santander, 2000) agarró con fuerza el micrófono para, sobre sus bases, desplegar un poderío urbano que bebe del dancehall y el trap, pero también del r´n´b. Nacida como fenómeno viral a finales de 2017, demostró que en vivo tiene la misma fuerza que en YouTube (donde sus clips acumulan más de medio millón de reproducciones). Nos deleitó con lo que ella misma denomina «trap soul» mientras pasábamos frente a un Guggenheim Bilbao especialmente bello con tanta luz natural. Sí, seguiremos de cerca la pista a D’Valentina, porque con esa presencia, ese fraseo spanglish (no impostado, que por ahí hay orígenes londinenses y jamaicanos) y ese carisma, le auguramos un futuro que seguirá la senda de Tanganas, Rosalías y demás.
El Palacio Euskalduna y el impresionante nuevo San Mamés (sobre todo observado desde el Nervión, cual nave nodriza posada sobre Bilbao) fueron los dos grandes telones de fondo para el directo de Yawners, dúo formado por Elena (Salamanca; voz y guitarra) y Martín Muñoz (Navarra; batería y coros). Según arrancaron su minibolo de 20 minutos, ambos estaban ya chorreando sudor. Porque su skatepunk noventero y desenfadado requiere entrega; y eso bajo un sol de justicia se paga con sudor. Como unos The Ting Tings acelerados por la batidora de Los Ramones (o, como ellos mismos dicen «no tener pudor en reconocer», como unos Blink-182 castizos), derrocharon una energía que el público correspondió. Elena rasgó guitarra y voz mientras Martín, descamisado, le dio bien al bombo. Y, sí, entendimos por qué despuntaron en el pasado Monkey Week y por qué estaban ahora en este Bilbao BBK Live.
Los más perjudicados por el sol de justicia que caía de pleno sobre las aguas del Nervión fueron los barceloneses North State. O, más bien, su MAC. Nosotros sí podíamos aliviarnos con los dos Jägermeister Mule (cóctel que combina cerveza de jengibre bien fría con un chuipito helado de Jäger) de cortesía por cabeza. Pero el pobre ordenador de los hermanos Laia y Pau, no, así que quedó literalmente frito. Pero ellos, demostrando tablas pese a su juventud (y reforzados en todo momento por el comprensivo aplauso del público-tripulación), arrinconaron la etiqueta de «joven promesa de la electrónica nacional» por un día para aferrarse a lo orgánico. Laia continuó a los teclados pero Pau cambió la achicharrada sección electrónica de su música por la guitarra que le prestaron los Yawners para regalarnos, al menos, un tema más cuando ya estábamos llegando de vuelta a Pío Baroja. A pesar de lo accidentado del bolo, intuimos ecos de James Blake en North State y ya estamos deseando volver a verlos en directo.
Toda una experiencia esta que nos regala desde el pasado año el Escenario Barco del Bilbao BBK Live, un planazo con el que descubrir jóvenes bandas nacionales a bordo de un pequeño festival flotante en una cita que no se parece a nada de lo que se puede vivir en un macrofestival. Por su aforo reducidísimo, por el paseo Ría abajo y, cómo no, por la cuidada selección de bandas, comisariada por el programa Jägermusic de Jägermeister, que cada año trabaja para localizar y ayudar a los artistas emergentes más prometedores. En 2019, ¡volvemos al Escenario Barco!