bi fm acudió una edición más a Miranda de Ebro (Burgos) para disfrutar de su festival de verano, por el que esta vez pasaron Hercules And Love Affair, Supersubmarina, Delorean, Allah-Las, Sidonie, Anni B Sweet, La Habitación Roja, Pecker, Joe Crepúsculo… Nos lo cuentan Joseba Vegas, Adrián Blanco y Carlos González, con fotos de Stuart MacDonald, Gorka Ruiz de Heredia y Ainhoa Bonifacio
Los pasados días 3, 4 y 5 de septiembre acudimos una vez más a Miranda de Ebro (Burgos) para disfrutar de su festival de verano, Ebrovisión, que cumplía 15 años, por lo que la fiesta estaba asegurada. En una edición tan especial, Sidonie comandaron las celebraciones y los festivaleros disfrutaron más que nunca de «un festival que enamora«, como reza su eslogan.
La Fábrica de Tornillos, antigua sede del festival (hasta que se quedó pequeña para acoger a tanto ebrovisivo) volvió a ser escenario de los conciertos del jueves. Sobre sus tablas desfilaron Correos, Pecker, Rufus T Firefly y Trajano!. Una buena forma de calentar motores y ahuyentar el frío de la noche en Miranda de Ebro (que no vean cómo refresca cuando cae el sol). Sobre las 3 de la mañana, los más fiesteros siguieron disfrutando con la sesión de Virgina Díaz (ésta ya en la sala Orosco, la discoteca donde las noches del festival se alargan hasta el amanecer). Era solo un aperitivo, pero Ebrovisión había vuelto con mucha fuerza.
Viernes, 11 de la mañana. Ducha rápida, desayuno y a la calle. El festival no había hecho nada más que comenzar. De nuevo la Fábrica de Tornillos reclamaba a los festivaleros para disfrutar de los conciertos de Havoc y The Noises. Mi Capitán tomó el relevo después de comer. Los más madrugadores pudieron disfrutar de tres grupos que en unos años ocuparán escenarios principales de los festivales nacionales. Tras ellos, fue turno para el programa de Radio 3 «Turbo 3«, que se emitió en directo desde el festival. Una jornada de día con todos los ingredientes para que la velada del viernes fuese un éxito.
Ya en el Pabellón Multifuncional de Bayas (la actual sede principal de Ebrovisión), que estrenaba decoración y una renovada tipografía para el logo del festival, Airbag (foto derecha, por Stuart MacDonald) rompía el hielo en la sesión de tarde con su punk-pop directo y contagioso. No se prodigan demasiado por el norte, así que una gozada poder disfrutar en directo de «Gotham te necesita» (Sony Music, 2015), su octavo disco. Los ebrovisivos fueron llegando a cuentagotas, pero no faltaron a la cita. Les siguieron los irlandeses The Hot Sprockets que, a pesar de ser unos desconocidos para el gran público, ofrecieron un concierto que enganchó a los presentes gracias a su aguerrido rock de aires retro.
Niños Mutantes hicieron su aparición sobre el escenario cuando ya caía la noche sobre Miranda de Ebro. Ya son unos fijos del cartel, así que a estas alturas es normal que sus canciones fueran coreadas por todos los que se acercaron al concierto. Volvieron a ganarse un hueco en la programación. Más tarde fue turno para La Habitación Roja (foto derecha, de G. R. de Heredia), que puso un poco de pausa pero sin olvidar sus temas más cañeros. A fin de cuentas, sus dos décadas de carrera han dado para mucho, como ya quedara claro con el recopilatorio «20 años de canciones 1995/2015». Clásicos básicos del indie español.
Tras los valencianos, los barcelones Sidonie, otros veteranos (del festival y del pop estatal). Marc Ros, Jesús Senra y Axel Pi regresaban a Miranda tras unos años de ausencia y no defraudaron. Marc incluso realizó una incursión entre el público a hombros mientras tocaban «Un día de mierda», una de las canciones más celebradas de «Sierra y Canadá» (Octubre/Sony Music, 2014). La verdad es que los tres músicos estaban entregados al público y fueron correspondidos. Un peluche de Yoda, habitual de muchos festivales ibéricos, voló a manos de Marc, quien lo cogió en brazos y lo besó, en un claro ejemplo de lo que la banda siente por sus seguidores.
Tras los «masivos» Sidonie, muchos no volvieron a entrar al pabellón, a pesar de que quedaban por delante nada más y nada menos que los cabezas de cartel del viernes, los estadounidenses Hercules And Love Affair, demostrándose una vez más que el «ebrovisivo tipo» tiene más que ver con el pop de Iván Ferreiro o Vetusta Morla que con otra cosa (como el nu-disco housero de los neoyorquinos, autores de aquel pelotazo de alcance mundial llamado «Blind»). Así las cosas, Andy Butler y los suyos se contagiaron de cierta desgana (aunque, ojo, que el público asistente, aunque escaso, fue animoso) y tampoco ofrecieron el mejor show posible (carente, además, de la parafernalia escénica de ocasiones anteriores).
Y, ¿que dónde estaba la gente? Pues, o bien bailando en la carpa Estereoclub situada en la parte exterior del escenario principal (donde pinchaba Suit en ese momento -tras haberlo hecho Panoramis, Estereobrothers y Teleclub Djs-), o bien cogiendo los autobuses oficiales que paraban justo frente a la sala Orosco, donde continuaría la fiesta (con Optigan1 y EduAnmu).
El sábado, los más madrugadores pudieron disfrutar de conciertos desde las 11:30 horas gracias a Ebropeque, la versión infantil del festival (con Cabezafuego & Los Brutales haciendo rockear a los ebrovisivos del mañana). Poco después la Fábrica de Tornillos empezó a llenarse para quedarse de nuevo pequeña, como en los viejos tiempos. ¿La razón? Los directos de Disco Las Palmeras!, Mujeres… y un «grupo sorpresa» que mantuvo en vilo al personal hasta eso de las 14:00 horas, cuando los triunfadores de la noche previa, Sidonie, hicieron acto de presencia para brindarnos un espectáculo tan especial como requería el 15º cumpleaños del festi.
Tocaron canciones de sus inicios en inglés y desplegaron una buena muestra de versiones y colaboraciones con otros artistas que copaban el cartel como Supersubmarina o Niños Mutantes (más otros que, en teoría, no andaban por Miranda esta vez -como Deu y Jon de We Are Standard). Además, no se fueron sin volver a interpretar «Estáis aquí«, un tema que parece hecho a la medida de sus seguidores, quienes lo celebraron por todo lo alto, convirtiendo la fábrica en una auténtica caldera.
Tras la celebración bajo techo, aire, sol y más conciertos, solo que de puertas para fuera. Nos dirigimos al casco antiguo, como cada año, solo que esta vez los conciertos diurnos de la Plaza de España fueron trasladados a la anexa Plaza Santa María, una zona más recogida y coqueta que recordó bastante a la popular Plaza del Trigo del Sonorama, el festival de la también burgalesa Aranda de Duero. Por el escenario situado en esta nueva ubicación pasaron The Rockin’ Pneumonias (con versiones en clave punk de clásicos del rock -bueno, y del «Poupée de cire, poupée de son» de France Gall-), Smoke Idols (flamantes ganadores del concurso «Ebromergentes»), Cabezafuego & Los Brutales (esta vez, para un público más crecidito) y, por último, Joe Crepúsculo, quien, en compañía de Aaron Rux y Tomasito volvió a liarla como ya hiciera recientemente en citas como la del FIB (leer crónica). Con sus nuevos fichajes (y eso que esta vez fallaron Las Negris o Nacho Vigalondo) Crepus ha ganado una barbaridad a nivel escénico, sobre todo gracias al toque flamenco-punk de un Tomasito tan natural y anárquico como carismático y divertido. «La canción de tu vida», «Tus cosas buenas», «A fuego», «Dime la verdad» y, sobre todo, «Mi fábrica de baile» (con invasión de escenario incluida) fueron un locurón, en el sentido más amplio del término.
Con la nueva ubicación de los conciertos de día, Ebrovisión consiguió no solo llenar la Plaza Santa María, sino también la Plaza de España, donde, a falta de directos, hubo sesiones (Dark DJ, Brummel) y una muestra gastronómica a base de pintxos de autor que hicieron relamerse a todo el mundo. Buen tiempo, buen ambiente, buena música, comida rica y bebida fresca. Planazo.
Tras echar una minisiesta, nos dirijimos al Multifuncional de Bayas, donde a las 20:30h comenzaban las actuaciones. Nos dio mucha pena perdernos a Eladio y los Seres Queridos, pero, claro, todo no puede ser. Tras los gallegos, una andaluza con banda renovada, Anni B Sweet, a quien sí que llegamos a ver. Ana lució imagen sixties y sorprendió con un sonido bastante rock, lejos de la imagen lánguida que aún hoy muchos tienen de ella. Su show se cerró con una invitación a Noni, cantante de Lori Meyers, para subir al escenario e interpretar junto a ella «Mi realidad», la bien conocida canción de la banda de su pareja.
Había muchas ganas de ver a los californianos Allah-Las… y gustaron, pero seguramente menos de lo que apuntaban las expectativas. Sin apenas pisar el acelerador, no fue hasta sus temas más cañeros cuando realmente consiguieron entusiasmar a la audiencia, con quien la banda americana hizo lo posible por comunicarse entre canción y canción en un meritorio «spanglish«. No acertaron con tanto medio tiempo.
L.A., Supersubmarina y Delorean se encontraron con un pabellón abarrotado. Los primeros demostraron que son una de las mejores bandas anglófilas de España y que, a estas alturas, tienen cancionacas para parar un tren. Puede que les falte ese puntito festivo que pudiera hacerles meterse en el bolsillo a todo el público de un evento de estas características, pero la elegancia y saber hacer de Luis Albert Segura también es una carta ganadora.
Supersubmarina, la banda que más fans declarados reunió en Miranda, colmó las expectativas de un público, de su público, que se agolpó frente al escenario y que gritó y bailó cada uno de sus temas. La banda comandada por Chino no deja de crecer en popularidad y Ebrovisión, un festival que los ha visto hacerse grandes, no es sino un marco lógico donde «petarlo«. Lo hicieron.
Tras ellos, Delorean consiguieron lo que (sus seguramente queridos) Hercules And Love Affair no lograron 24 horas antes: retener al público y convertir el pabellón en una enorme discoteca. Hubo clásicos, hubo material nuevo (no, no faltó «Crystal») y hubo una muy buena predisposición para el bailoteo, cosa que también se pudo comprobar en la carpa Estereoclub (con Bilboloopers, Dark DJ, Panoramis…) y en Orosco (con Patrullero, Ochoymedio Djs y Estereobrothers), de donde varios centenares de ebrovisivos salieron, ya de día, con ganas de más fiesta Ebrovisión 2016. La cuenta atrás para la 16ª edición del festival ya había comenzado.