Por primera vez en mucho tiempo tengo la sensación de estar en casa. Un hogar que no es exactamente un sitio, un espacio. Sino gentes y sus actos. Por Ainara LeGardon
Son dedos que acarician las plantas de mi balcón y son hojas que al día siguiente reverdecen.
Son calles que en el pasado arrastraban mis pies hacia el centro de la tierra y hoy hacen que me sienta ingrávida.
Son las sonrisas de los que me esperan en ellas y los labios que beben de mi mismo vaso.
Eres tú haciendo que yo cante a través de tus brazos.
Es mi pelo que cambia de color y se deja peinar por el viento, que peina también la hierba.
Son personas que pueden volver a los lugares donde han estado y siempre serán bienvenidas.
Son manos que agarran fuerte manos a medianoche.
Son lágrimas que brotan tan sólo imaginándome una conversación contigo.
Son hombros que se juntan y abrazos que se desean.
Estoy en casa.
Basauri, 3/10/12
