Llevan cinco meses de parón. Su vida es una montaña rusa. Viven en precario. Pero no arrojan la toalla. Los jóvenes trabajadores de Ubik, la biblioteca de Tabakalera, luchan por mejorar sus condiciones laborales. Hablamos con dos de ellos.
El pasado 22 de diciembre la biblioteca UBIK de Tabakalera se cerró al público. Desde entonces sus empleados -subcontratados por la empresa Sedena- mantienen una huelga contra viento y marea para conseguir mejorar sus condiciones de trabajo y escapar así de la precariedad. Tenía toda la pinta de ser un parón puntual, pero se ha convertido en uno de los conflictos laborales más sonados de Donostia. Afecta a un total de 9 personas, todas ellas jóvenes de entre 25 y 35 años.
Ubik, para quien no lo sepa, es la joya de la corona de Tabakalera. Fue el servicio más utilizado en 2018 con un total de 174. 680 visitas, por encima de las salas de exposiciones (109.724 visitas) y las proyecciones audiovisuales (20.000 espectadores). Además de los servicios habituales que ofrece una biblioteca, Ubik cuenta con un rincón de videojuegos, talleres, instrumentos musicales, un plató de televisión, ordenadores para la edición de vídeos…
Mikel Elorza es uno de los mediadores (bitartekariak, en euskera) de la biblioteca que se encuentra en huelga indefinida. Sentado en la terraza de Tabakalera, pestañea unos segundos y termina dando la cifra exacta a la pregunta de cuántos días llevan en huelga. “Pierdes la noción del tiempo. Para situarme he pensado que el 1 de mayo fueron 131 días de huelga y hoy (por el viernes 9 de mayo) cumplimos 140 días”, dice. Leire Ubeun, sentada a su lado, compañera de trabajo y ahora también de lucha, corrobora que en estos casos el tiempo se acaba volviendo un concepto borroso. “No hay días de la semana, te da igual un lunes, un miércoles como un domingo”.
¿Cuántos años tenéis?
Mikel: 28
Leire: 26
¿De qué vivís? ¿Habéis tenido que volver a casa de vuestros padres?
Mikel: Tengo la suerte de vivir independizado. El piso en el que vivo de alquiler es de VPO y el precio es un poco más bajo. ELA (el sindicato que representa a los mediadores en huelga) tiene lo que se conoce como la «caja de resistencia», que te da una aportación económica según el tiempo que lleves afiliado. Cada uno de nosotros recibimos una pequeña remuneración que sale de todos los afiliados de ELA. Es decir, si en el futuro yo termino la huelga y empieza otro conflicto en otro lugar, mi cuota serviría para pagar parte de la huelga de ese colectivo.
Es una aportación solidaria entre trabajadores en lucha o algo así.
Mikel: Tal cual.
Leire: Sin la caja de resistencia no se podría aguantar. Yo vivo con mi pareja y cuando empiezas una huelga indefinida nunca piensas que vaya a durar tanto tiempo. La caja es un salvavidas. En algunos momentos se pasa mal, pero sí puede valer.
¿Se puede saber cuánto dinero recibís de esa caja de resistencia?
Mikel: Es una cuestión privada. Algunos se apuntan a la caja y otros no. Yo en mi caso también dibujo y, al final, todo suma.
No deja de ser una situación muy precaria…
Mikel: Ultraprecaria. No considero que ELA me esté dando un sueldo, ni mucho menos. Es exactamente lo que has dicho: solidaridad entre trabajadores. Dependiendo del tiempo que lleves afiliado recibes un porcentaje.
¿Cuánto ganabais como mediadores?
Leire: Las cifras son muy ambiguas. Sin contar que las pagas extras estaban prorrateadas y la subida del IPC es bajísima serían 1.100 euros brutos al mes, no llega a 1.000 euros limpios al mes.
Mikel: Creo que eran 960 euros.
Entonces, ¿hablamos de unos 16.000 euros brutos al año con un contrato a jornada completa?
Mikel: Eso es. Lo que pasa que nosotros no llegamos nunca a la jornada completa. No llegamos al 100% de las horas. Entre que somos 13 en el equipo, los turnos… El más alto estará al 85-86% del total.
Leire: 86%. Al final, no salimos apenas de aquí, casi vivimos aquí y no podemos llegar al 100% de las horas trabajadas.
Pero, ¿cómo son vuestras jornadas laborales?
Leire: Es muy raro. Por resumir: de cuatro semanas al mes, tres las pasamos metidos en Ubik, embotellados, y otra la tenemos libre.
Mikel: Metemos 9 horas en nuestras jornadas de trabajo.
Leire: También trabajamos los festivos. Pero una de las cosas que más remarcamos son las vacaciones. Si las cogemos fuera de nuestra semana libre nos lo descuentan del sueldo. Es decir, si me quiero ir a un festival y no coincide con esa semana cobraría 100 euros menos al mes. Si quiero coger vacaciones, tengo que cobrar menos. Ese es el resumen.
Mikel: Si te coges vacaciones las tienes que recuperar. Te puedes pasar dos meses sin salir de la biblioteca, como me pasó a mí.
¿Es esto legal?
Mikel: Eso es lo que queremos: cambiar nuestras condiciones de trabajo. Cuando cobras menos de 1.000 euros estás casi obligado a ser pluriempleado. Yo mismo hago visitas guiadas a exposiciones justo cuando tengo tiempo libre. Tampoco existen cursos que se amolden a nuestro horario de trabajo. Pasa un mes y luego estás disponible una semana, así es nuestro ciclo vital. Queremos tener más vida fuera de nuestro trabajo.
En 2017 Ubik empezó a abrir de forma ininterrumpida y también el fin de semana. ¿Vuestra reivindicación también pasa por reducir las horas de apertura?
Leire: El horario sería el mismo, solo que queremos adoptar nuestros turnos para poder llevarlo mejor. Que un espacio público esté abierto el fin de semana está bien, pero hay que preguntarse en qué condiciones están sus trabajadores. Tiene que estar bien pagado. Lo que pedimos es que se nos suba el sueldo de manera progresiva hasta llegar a 24.000 euros brutos al año.
Mikel: Llevo trabajando 5-6 años en cultura y no tengo problema en trabajar el fin de semana. Lo que nunca me había pasado es que tuviese tantas dificultades para negociar una serie de mejoras.
La subcontrata que se llevó el concurso de licitación, Sedena, ¿hizo la oferta más baja? ¿Tenéis datos sobre esto?
Leire: Falta Iñigo aquí, que es una calculadora humana para darte la cifra exacta. No fue una oferta en baja temeraria, que sería ilegal, pero se quedó al límite. El problema se agravó cuando, además de tirar los precios, nada más empezar se le sumó un recorte de personal.
Mikel: Eso es.
Leire: Empezamos 18 compañeros y al mes y medio el jefe de Sedena vino por Ubik, reunió a seis personas y las echó a la calle. De un presupuesto inicial de 600.000 euros se pasó a uno de 300.000. ¿Cuál ha sido el problema durante estos tres años? Que el presupuesto de Ubik ha ido subiendo durante 2016, 2017 y 2018 para quedarse igual que al principio.
¿Desde Sedena os han llegado a ofrecer 21.000 euros?
Los dos: sí
Eso es una subida del 20% ¿No ha habido fisuras entre vosotros con este tema? ¿No os habéis planteado aceptar la oferta?
Mikel: No, porque los datos no dan. 21.000 nunca serían 21.000 porque no trabajamos el 100% de la jornada laboral; nos quedaríamos en 18.000-19.000 euros al año. También hemos presentado varios calendarios de trabajo y tampoco han querido acceder a ello. Lo que pedimos no es tan difícil de conseguir cuando Tabakalera maneja un presupuesto anual de 7 millones de euros. Es una cuestión de voluntad.
Antes de llegar a este punto habréis hablado una y mil veces con la subcontrata…
Leire: Al principio hablábamos con ellos como colectivo, sin un sindicato de por medio. Después vieron las orejas al lobo y nos subieron el sueldo un 8%. Pero no veíamos el cambio real.
Mikel: En torno a este 8% tengo mis dudas por su falta de transparencia. No sé si lo subieron porque hubo un cambio en el estatuto de los trabajadores y estaban obligados a hacerlo, por nuestra presión, por Tabakalera… Se subió, de acuerdo. Justo cuando nos sindicamos.
Leire: Hasta entonces no nos habían hecho ni caso.
¿Qué hacéis en un día normal? ¿Qué hicisteis ayer, por ejemplo?
Mikel: Leire, Eneko (otro de los mediadores) y yo fuimos a la sede de ELA por la mañana y estuvimos haciendo pancartas. La visibilidad es muy importante. Hemos puesto pancartas en el Peine del Viento, el quiosco del Boulevard, en el símbolo de Donostia-San Sebastián que estuvo en Miramar… Después organizamos la agenda de la semana que viene y también estuvimos preparando un coloquio de eventos culturales y modos alternativos que haremos en Donostia. Ya al final del día hice un encargo de un dibujo y se quedaron muy contentos. No paras.
Hay un porcentaje muy importante de vuestro tiempo que lo empleáis en la lucha, digamos, sindical.
Leire: La prioridad estando en huelga es contribuir con más ideas para la huelga. Metemos un montón de horas en esto. Pero también tenemos que cuidarnos a nosotros mismos en nuestro tiempo libre. Todos nosotros tenemos proyectos personales fuera de Ubik. Yo soy cantante. Llevaba mucho tiempo sin estar en una banda y en el periodo de huelga he montado un grupo de thrash-metal llamado Reactor. Le estoy poniendo muchas ganas, pero metemos muchas horas haciendo pancartas y metidos en la huelga.
¿Cómo describiríais vuestra protesta? Desde fuera me llama la atención el toque estético.
Mikel: Venimos del sector cultural y lo que intentamos, obviamente, es cuidar mucho la imagen. ¡Nos han llegado a decir que es la propuesta más cuqui han visto en su vida! Eso fue muy al principio. Itoitz, un compañero, nos dijo que ya nos habían bautizado así y que teníamos que seguir en esa línea. Somos personas jóvenes y creativas y creo que es algo que lo estamos trasladando.
¿En qué fase de la huelga estáis ahora?
Mikel: Una huelga es una montaña rusa con muchos loops que van de adelante para atrás. Al principio era una huelga más a la japonesa, lleno de eventos y de actividad, pero luego ves que hay que dosificar fuerzas.
Leire: Lo pasamos peor cuando no hacemos muchas cosas. Nos sienta peor que tener la agenda a tope. Ahora estamos volviendo a llenarnos de actividades. La última que hicimos fue un encuentro de ilustradores vascos que invitamos a que dibujasen en unos paneles.
Mikel: El tema era la precariedad en el arte. Siempre intentamos que lo que hagamos tenga coherencia. Estuvo muy bien. Cada artista dibujaba en directo y la gente se acercaba adonde ellos para interesarse por lo que estaban haciendo, les hacían preguntas, etc. Esa es un poco la clave: hacemos algo bonito que en su base no lo es.
¿Todos los trabajadores de Ubik estáis en huelga? ¿Hay alguno que se ha caído por el camino?
Mikel: Somos 13 trabajadores y ahora mismo 4 no están en huelga. Dos de ellos lo han dejado y otro dos no la empezaron. La coordinadora no se sumó porque estaba en un papel intermedio entre la empresa y los trabajadores y para ella era muy comprometido. Otra chica había empezado solo dos meses antes y tampoco hizo huelga. Y los otros dos, con el paso del tiempo y viendo que su cuenta corriente estaba a cero a final de mes… dedican el tiempo a otra cosa. Pero no nos queremos pisar los unos a los otros. Lo que hemos hecho estos meses ha sido conocernos y madurar juntos. Antes éramos trabajadores y ahora somos un equipo.
¿Las dos personas que han vuelto a trabajar están en Ubik?
Leire: Sí, están trabajando con la biblioteca cerrada.
¿Y qué hacen exactamente?
Leire: No sabemos muy bien lo que hacen. No tenemos mucha información. En Ubik trabajan en estos momentos los técnicos de la biblioteca, los catalogadores, además de las personas que no están en huelga.
Mikel: La biblioteca está cerrada y es un espacio que siempre está tan vivo…