El tercer LP de Andrew VanWyngarden y Ben Goldwasser es más difícil, más rebuscado y mucho menos radiable/pinchable que sus predecesores. Un disco que horrorizará a los amantes de la vena pop del grupo… pero que podrá maravillar a todo aquel que se atreva a escrutarlo
Ya está disponible «MGMT«, el tercer disco largo de la banda del mismo nombre (aunque pronunciado «Management«, ya saben). Un grupo, el formado por Andrew VanWyngarden y Ben Goldwasser, que debutó en 2007 con el flamante «Oracular Spectacular» (Columbia/Sony), un LP producido por Dave Fridmann (habitual de proyectos de psicodelia contemporánea como The Flaming Lips o Mercury Rev) que les valió el título honorífico de «banda revelación» (si bien el LP integraba algunas canciones ya conocidas con anterioridad, casos de los singles «Kids» y «Time To Pretend«, publicados previamente en sus EPs de 2004 y 2005, respectivamente), convirtiendo al dúo de Connecticut en uno de los más esperados en grandes festivales y más pinchados en las discotecas indies del planeta.
Sin embargo, VanWyngarden y Goldwasser no terminaron de sentirse cómodos con su nuevo status, ese de banda «cool» con temas celebrados en masa. De hecho, a día de hoy reniegan de sus hits (lo podéis comprobar en sus conciertos) y llevan ya dos discos seguidos donde ha primado el concepto «álbum» sobre el concepto «single«, huyendo de la canción instantánea, pegadiza, bailable… y haciendo de su discografía un claro ejemplo de huida hacia adelante. En «Congratulations» (Columbia/Sony, 2010), un fantástico (pero discutido) segundo álbum donde redundaron en la experimentación y en su acercamiento a la psicodelia setentera, ya lo dejaron claro («No habrá singles«, dijeron entonces). Ahora, con «MGMT» (Columbia/Sony, 2013), han terminado de desquitarse. Su tercer LP es aún más difícil, más rebuscado y mucho menos radiable/pinchable que sus predecesores. Es, en suma, un lanzamiento kamikaze (sobre todo, si lo analizamos desde un punto de vista comercial -algo que al grupo, queda claro, se la trae al pairo-).
«MGMT» suena psicodélico, sí (tripite Fridmann), pero desde el punto de vista más retro y underground. Vamos, que nos hace rememorar otros tiempos, pero no de manera acorde a los cánones que han quedado fijados en la memoria colectiva. El sonido es vintage (los 60 y 70 están ahí…) pero también los 90 más lo-fi. Es, en suma, un disco que horrorizará a los amantes de la vena pop del grupo… pero que podrá maravillar a todo aquel que se atreva a escrutarlo. Aunque haga falta predisposición, no lo duden.