Antonio Refoyo (La Mirada Negra) acudió a la sala Santana 27 de la capital vizcaína para ver en directo a la que fuera cantante de la famosa banda finesa de metal sinfónico, ahora en plena gira de presentación de «Colours in the Dark», su cuarto álbum como solista. Los húngaros Sorronia ejercieron como teloneros
Esperaba una gran respuesta para recibir a Tarja en Bilbao. La que fuera vocalista de Nightwish no había pasado por aquí en gira en ninguna oportunidad desde que abandonara la banda que la dio a conocer. Recuerdo, eso sí, su actuación en la segunda edición del Metalway en Zaragoza, pero no se ha dejado ver demasiado por nuestros escenarios, lo que puede crear una mayor receptividad del público, más cuando su nombre sigue irremisiblemente unido al de una banda que se ha convertido en algo muy grande y que en su última visita a esta misma sala con Anette Olzon a la voz llenaba el recinto. Evidentemente, desde entonces la situación económica ha empeorado y eso conlleva que la asistencia a los conciertos se resienta. No se quedó la sala fría, ni mucho menos, pero no llegamos ni de lejos al nivel de expectación que suscitó Nightwsih en su última visita a la capital vizcaína.
Y no es por entrar en comparaciones, puesto que Tarja no pretende hacer demasiada referencia a su pasado, como quedó corroborado en un setlist que no contó más que con una pincaleda a su etapa previa. Ahora su carrera en solitario, que ya cuenta con cuatro discos editados, centra su atención y su empeño no solo en estudio, sino en directos donde con unos excelentes músicos expone ese particular estilo que ella sigue encabezando pese a atravesar una nueva etapa musical.
A partir de esa influencia de canto lírico en un metal sinfónico preciosista han surgido infinidad de bandas, entre las que podemos sumar a los hoy teloneros Sorronia. Este grupo húngaro cuenta con la presencia a la voz de Anna Király, que sin tener el registro clásico de Tarja, está claro que sí bebe de esa fuente. Musicalmente la banda suena muy bien, aunque en un estilo que a día de hoy debe de tener algún condimento especial para destacar. De momento ellos cuentan con buenas canciones recogidas en un primer disco de título «Words Of Silence«, del cual nos interpretaron con mucha ilusión y algo de nerviosismo temas como el de su videoclip «Enemy Of Yourself«, «Leave It Behind» y «This Is The End«, apropiado tema para acabar su obra y el concierto.
Es una banda con apenas tres años de andadura, que suena muy bien, que se hace muy agradable, pero a la que se le puede pedir que encuentren un ápice de originalidad mayor y que cojan más tablas en el escenario. Lo segundo se consigue con el tiempo, mientras el primer reto puede ser un caballo de batalla muy importante, teniendo en cuenta que en el metal de voces femeninas así de cristalinas se ha hecho de todo en la última década. En cualquier caso, buenos músicos tienen para desarrollarlo en el futuro.
Y si hablamos de buenos músicos, Tarja sabe rodearse de ellos con la intención de llevar a un escenario su ampulosa propuesta, rodeada de otros elementos sonoros que vistan elegantemente su voz soprano; utilizando algunas bases un poco artificiales, bien es cierto, pero consiguiendo un resultado espectacular para su despliegue de facultades.
La gente presente en el recinto la esperaba como a una diva de nuestra música, una persona que en cuanto se deja ver entre bastidores provoca el griterío desaforado de buena parte de los presentes. Así se preparaba Tarja para aparecer en el escenario, saludando cómodamente a los que le mostraban su mayor admiración. Un ambiente que parece gustarle bastante.
Pero el primero en salir a escena sería un batería de los más legendarios y espectaculares que tenemos en nuestro escena. Mike Terrana se acercó modestamente a su posición a un lado del escenario para comenzar la descarga. Una ubicación no habitual para su instrumento, habitualmente al fondo de la tarima. Algo que en su caso me parece totalmente justificado, ya que es una manera de apreciar mucho mejor su forma de tocar y el espectáculo que brinda con sus constantes juegos de malabares con las baquetas.
En el otro extremo tenemos al chelista Max Lilja. Una disposición del escenario curiosa, donde el teclado de Christian Kretschmar se ubica en la parte alta y posterior de las tablas. Sin embargo, visualmente resulta llamativo y viste el decorado sobre el que Tarja dejará expandirse toda su magia, todo su incontestable encanto y talento como cantante.
Tras el trauma de su salida de Nightwsih la gente va asimilando su carrera en solitario, aunque es evidente que la mayoría de los presentes esperan de ella un mayor recordatorio a la que fue su banda madre, la que la catapultó a la fama mundial. Tal vez fuera un pequeño fiasco para algunos que no se decantara por dedicar una parte del set mayor a aquellos temas clásicos que sin su voz nunca han vuelto a ser lo mismo en la banda liderada por Tuomas Holopainen. Sin embargo, de una manera valiente y también brillante la vocalista finesa apuesta por sus propias composiciones.
Y hay que reconocer la brillantez con la que las mismas fueron plasmadas en directo. En un frio redondo nunca se reflejan toda esta cantidad de detalles que un directo deja aflorar, no solo por el plano visual añadido, sino en la cantidad de matices sonoros que se aprecian. Considero que no llega a tener ningún hit como pudo ser “Nemo”, por ejemplo; pero musicalmente es una obra de altura la que nos interpreta esta vocalista en directo.
Centrados en su carrera en solitario, nos interpretaron un compendio de temas de sus tres últimos trabajos. Aunque nos venían a presentar su reciente «Colours In The Dark» la velada comenzó echando una vista atrás con «In For A Kill» para luego sí, meternos en esa nueva obra con «500 Letters» y posteriormente irnos a un «Damned And Divine» que corroboró las buenas sensaciones de esta apertura.
La vocalista se dirigía a la concurrencia en un español perfecto con acento argentino, muy agradecida y emocionada ante sus seguidores. Se la podrá tachar de cierta actitud altanera pero nunca de descuidar el trato con sus fans y de sentir lo que interpreta en el escenario. Tarja se emociona y siente lo que canta junto a sus seguidores.
En «Falling Awake» vimos a Mike Terrana levantarse sobre su batería. Sabe que es objeto de muchas miradas y corresponde con constantes guiños al personal, fijándose en aquel que está reparando en su forma de aporrear. Cierto que aquí no tiene que ofrecer el despliegue que en su día le vimos con Rage, pero no deja de ser un batería que nos abre los ojos de par en par ante semejante capacidad.
Si hablamos de emoción, esta se disparó un poco más en «I Walk Alone«, envuelto de un halo melancólico y con bisos de ser ya considerado un clásico en la carrera en solitario de Tarja. Tras «Dark Star» llegó un momento de despliegue instrumental mayor, tanto para Terrana como para sus compañeros. «Never Enough» dejó un tramo final instrumental donde el propio batería se explayó a gusto, pero también con duelos incluidos entre la guitarra de Alex Scholpp y el chelo de Max Lilja. Una batalla entre dos instrumentos nada fácil de encontrar en este estilo.
Ese tiempo sirvió a Tarja para aparecer con un nuevo vestido e iniciar «Anteroom Of Death«, gran momento de la noche para dar comienzo a una segunda fase de la actuación que tras «Die Alive» nos volvía a traer a la presentación de su nuevo «Colours In The Dark«. Y estos marcaron unos instantes de la descarga absolutamente fantásticos. Especialmente «Medusa«, antes de abandonar el escenario por primera vez. Extenso tema en el que Tarja y su banda brillaron en todo su esplendor, pero no quiero dejar de lado «Mystaque Voyage» y «Neverlight».
Uno de los temas en solitario que aspira a ser un single recordado por mucho tiempo es «Victim Of Ritual«, con el que regresa la banda a escena, siendo muy bien acogido por el personal. Pero nada comparable con lo que provocó el único tema de Nightwish de la noche «Wish I Had An Angel«, que de verdad encendió a una parroquia que, más allá del griterío entre temas ante la respuesta que producía cada gesto de la cantante o algunas palmas también a petición de esta, no había sido de lleno partícipe al nivel de este momento.
Por ello todo el mundo esperaba más. Yo creo que muchos tenían en mente un «Over The Hills And Far Away» de Gary Moore, que podría haber saciado las ansias de muchos, sin embargo la noche se cerró con «Until My Last Breath«, indudablemente pleno de calidad, pero sin conseguir esa reacción que se pudo echar en falta para terminar por todo lo alto. En cualquier caso, no por ello dejó de ser una excelente actuación, simplemente algo corta. Una guinda final como obsequio especial que llevarnos de recuerdo de camino a casa habría sido ideal.