Quizá la mejor interpretación de la carrera de su actriz protagonista y una de las mejores cintas del apreciadísimo pero irregular Pablo Larraín, aquí ofreciendo grandioso cine de otra época. Además, en plataformas: «Nightbitch» («Canina»)
Fui a ver «Bambi» porque era una película de animación y no salí nada animado. Me siento un poco así con el cine de Pablo Larraín. Un cine que parece que viene de donar sangre. Y sí, el chileno es un director apreciadísimo, lo sé. Pero yo me aburrí con «Jackie» (2016), «El club» (2015) y «No» (2012). Lo mío con Pablo viene de lejos.
También es de justicia reseñar que su anterior película, «El Conde», me pareció brillante. Un biopic sobre el dictador Augusto Pinochet en el que este asesinaba a la gente mediante succión intravenosa. Un documental más que una ficción, dirán algunos. Y sí.
Y llegamos a «María Callas».
Oropel, lujo, champagne; aborto, vacío, miseria.
La película describe las últimas semanas de una diva medicada y crepuscular, asediada por el pasado plagado de insatisfacción y renuncia que la llevó a la cumbre. Pero qué frío hace allí y que sola se está.
Retratar a la Callas en dos horas era misión imposible y, de hecho, lo sigue siendo, pero al menos nos queda una sobrecogedora interpretación de Angelina Jolie que no estaba tan bien desde… bueno, es que quizá nunca haya estado tan bien. Ella y la impresionante fotografía de Ed Lachman son los pilares sobre los que se asienta una película biográfica tan parcial como todas pero rodada con una grandiosidad (¡esos suntuosos trávelin!) de otra época. Como aseguraba recientemente el gurú Tarantino, «el cine está menguando en envergadura envenenado por las plataformas»… que, a su vez, lo sostienen de otro modo. Vivimos tiempos extraños.
Y EN PLATAFORMAS: «NIGHTBITCH» («CANINA») (Disney+)
Compañero en BI FM, el caníbal Borja Crespo escribía el otro día en El Correo que «Nightbitch» (en castellano, uno de esos títulos de Los Morancos: «Canina») era un film fallido porque prometía una cosa y en el epílogo, claudicaba. Lo compro.
Pero aun así, solo por ver la primera hora y a Amy Adams como madre que a los 40 se da cuenta de que ha sido «engañada» (ya saben: pareja, hipoteca, bebé, carnet del Athletic) merece sobradamente la pena un relato que vale más por lo que apunta que por lo que termina siendo. Con todo, es mucho mejor que «Babygirl», la de Nicole Kidman con Antonio Banderas, divertida como un paro cardíaco.
