Curtidos durante muchos años en bandas como Vetusta Morla o Amigos Imaginarios, Juanma Latorre y Ester Rodríguez han confluido en un proyecto común que, sonando más vanguardista que sus grupos, también resulta mucho más tradicional, pues mezclan con maestría músicas populares o de raíz con sintetizadores y beats electrónicos
Supimos de Soleado en abril de 2024, cuando llegó a nuestros oídos «Vestida de domingo», un single de debut que sorprendía por su sonido, con ecos de canción popular e insospechado revestimiento electrónico, pero también por la autoría del mismo. Detrás del tema se encontraban Ester Rodríguez (Amigos Imaginarios, Pajaro Sunrise, Coffee & Wine) y Juanma Latorre (Vetusta Morla), dos ilustres de la escena indie española, ahora juntos en un proyecto más vanguardista que los previos, al tiempo que mucho más tradicional.
Vale, no era todo tan inimaginable como cabría. Y es que ella ya había publicado previamente «Café de Chinitas» (2022), un disco plagado de grandes canciones firmadas por algunos de los mejores autores del cancionero popular en habla hispana al ritmo de coplas, tangos, boleros y melodías populares. Él, por su parte, ya se había acercado con su exitosa banda a las músicas de raíz en «Cable a tierra» (2021), sin olvidar sus composiciones para bandas sonoras o producciones para otros artistas, que también le alejaban del cliché atribuible a un guitarrista indie.
El álbum, «Soleado» (Esmerarte, 2024) llegó a finales del año pasado, con un total de 11 canciones que, sin dejar de ser pop, ahondaban en la senda de aquel primer sencillo, con sintetizadores y beats, pero con ecos de seguidillas, folk castellano o Lola Flores (pues en él versionaban «Ay pena»).
Un álbum y un proyecto interesantísimo que presentarán en Bilbao esta misma semana, el próximo viernes, 5 de diciembre, a partir de las 20:30 horas en Bilborock, en una nueva fecha auspiciada por Txartorock, los conciertos del colectivo Oso Txarto Club, bien conocido por sus fiestas electrónicas. Las entradas está a la venta en Entradium al precio de 15 euros (así que no te duermas, porque subirán a 20€ si las adquieres en taquilla). Redondearán la veladas dos bandas más: Trumans y Buiah.
Hemos aprovechado la coyuntura para hablar un rato con Ester y Juanma: Soleado.

Soleado + Trumans + Buiah // Txartorock
Cuando supimos de Soleado, se dijo que era el grupo de Juanma Latorre de Vetusta Morla con la cantante de folk Ester Rodríguez, así que la primera pregunta típica sería: ¿cómo acaban juntos un exitoso músico indie pop con una artista venida de la copla o el bolero? Pero, claro, pronto nos dimos cuenta de que Ester era la chica de Amigos Imaginarios, entre otros. Así que la conexión no choca tanto… ¿Cómo surgió este proyecto, en definitiva?
Ester Rodríguez: Juanma y yo nos conocimos con nuestros grupos, yo en Amigos Imaginarios y no sé si en Pájaro Sunrise, pero sí con Coffee & Wine, él ya en Vetusta Morla, pero sin haber pegado el subidón. Nos conocimos en ese contexto de bandas, que íbamos unos a vernos a los otros, y ahí surgió la amistad. El proyecto no surgió hasta muchísimo después, que yo ya había hecho mi disco de coplas y revisitación de este tipo de canciones populares, cuando un amigo le tiró un órdago a Juanma diciéndole a ver si se atrevía a hacer alguna versión de mis canciones en clave electrónica. Juanma hizo «Ay pena» y así empezamos a trabajar como Soleado.
Salvando las distancias, Soleado no suena tan lejano a parte de lo producido por Vetusta Morla en sus últimos tiempos.
Juanma Latorre: Es muy lógico que los acercamientos de Vetusta Morla y Soleado a las músicas de raíz tengan un aroma parecido, porque responden a un impulso muy similar. Tanto en Soleado como en Vetusta Morla somos músicos que venimos de fuera de la escena de la música tradicional, no solo a nivel de instrumentos o de creación de canciones, de formas de escribir, sino también de unos valores que la música de raíz tiene. Periódicamente, los músicos que llevamos muchos años haciendo una cosa necesitamos gotitas de aromas nuevos. Cuando Soleado estábamos creando de manera más intensa, Vetusta Morla estábamos haciendo «Cable a tierra», que es nuestro disco que mejor representa nuestro coqueteo con la música de raíz. Dos procesos paralelos que respondían a la necesidad de buscar cierta mirada, de rellenar ciertos huecos que teníamos, que trascienden lo puramente musical y que tienen que ver con la pertenencia, la identidad, el cuidado, la colectividad… valores que se han perdido no solo en la música, sino en el mundo. La música tradicional es un poco un refugio para esos valores. Soleado es música pop, no música folclórica, pero utilizamos el folclore para renovarla, por muy paradójico que suene el utilizar algo ancestral para eso.
Podríamos decir que no son pocos los artistas actuales que se están acercando a las músicas tradicionales, de raíz. Incluso artistas surgidos en la escena rock. No hace tanto que todo el mundo cantaba en inglés y las influencias eran anglosajonas… ¿qué ha pasado?
J.L.: El interés renovado de la música tradicional tiene varias causas o factores. Uno, que ha pasado el suficiente tiempo como para que la música tradicional se haya quitado esa capita de polvo, o de caspa, ese apolillamiento que los de una generación determinada pensábamos que tenía. Esa generación, probablemente, sea más la de nuestros padres que la nuestra y seguramente tenga su razón en un Franquismo que se apropió del folclore, de la cultura popular, y la domesticó hasta hacerla de postal, para ponerla al servicio del Régimen. Es normal que cuando la Dictadura acabó, se demandara apertura, innovación, experimentación y ruptura con todo eso. Pero ha pasado el suficiente tiempo como para que podamos mirar a esa tradición con una agradabilísima sorpresa de cuánto había ahí, cuántas cosas increíbles, cuántas canciones, cuántos bailes, cuántos instrumentos, cuántas maneras de expresar la cultura de un pueblo. Nosotros lo miramos con entusiasmo por todo lo que nos estábamos perdiendo y hemos encontrado ahí esos valores que nos hacían mucha falta. La música popular contemporánea, el pop y el rock, se han convertido en un bien de consumo casi de forma exclusiva. la parte cultural cada vez se ha ido desgastando más y, tanto músicos como oyentes, hemos caído en pensar en la música como algo mercantilista, olvidando el papel que la música juega en la construcción de nuestra identidad personal y colectiva, en la narración de lo que nos ocurre, en nuestra interpretación del mundo. Como todo eso se ha ido desgastando, pero siguen siendo necesidades humanas básicas que se han quedado un poco desatendidas, mirar hacia las músicas folclóricas nos permite recuperar parte de esos valores.
Hablemos de Soleado, en concreto. Que hablamos de folk, sí, pero Soleado es un grupo contemporáneo, con producción actual, con sonido a hoy, por muchos ecos que haya a músicas pretéritas. Supongo que esa fusión era el punto de partida innegociable. Lo de ayer y lo de hoy.
E.R.: Sí, nuestro punto de vista tiene que ver, como decía Juanma antes, con que no somos folcloristas, sino músicos de pop que hacemos canciones sin olvidar la tradición, reflejando de dónde venimos, pero con una mirada al futuro por medio de la electrónica, que también forma parte de nuestra esencia. Ese potaje es el que queremos que sea nuestro sonido. Le dimos bastantes vueltas hasta encontrar esa fusión que nos convenciera, qué espíritu queríamos que tuviera el grupo. De hecho, dejamos fuera muchas canciones y otras sí que entraron en el disco, siguiendo ese patrón de mirar al pasado, pero sin dejar de mirar al futuro, desde un presente que prima el hacer canciones.

Ester y Juanma // Juan Carlos Quindos
Aparte de cómo lo cantáis, hay que resaltar qué cantáis. Ya el primer single, «Vestida de domingo», tenía mucho mensaje. Soleado no es solo un ejercicio de estilo sonoro.
E.R.: Para las letras hemos querido fijarnos en esos juegos de palabras que forman parte del acervo popular, de los refranes, de los giros. En el pop muchas veces utilizamos las mismas palabras para hablar de los mismos temas, así que nos parecía interesante encontrar otros conceptos, otras formas de hacer canciones. Con todo, decimos que nos ha quedado amoroso, pero a veces es amor a la tierra, a la familia, a la infancia, a los amigos… porque pensamos en el amor como relaciones entre solo dos personas, pero hay muchas formas de amor. También hay desamor, como en la canción que nombras, que habla de una mujer, un poco del siglo XX, que sigue esperando que venga ese príncipe azul que no va a llegar, por suerte. El amor es un tema universal y la música tradicional también lo recoge.
¿Cómo está siendo la acogida? No sé si Juanma tenía ganas de vivir más relajado que con Vetusta… y tampoco quería un éxito masivo, je, je. Hablando en serio, ¿cuáles son los planes y expectativas con Soleado?
J.L.: Hace tiempo que intento tener pocas expectativas o tenerlas muy domesticadas. Es una manera de cuando algo no va como te gustaría, no lo percibes como un fracaso, como una tragedia o ataque a quien eres y lo que haces. De la misma manera, cuando van muy bien, en lugar de darlas por supuestas, las recibes como un regalo, como un privilegio. Soleado nunca hemos tenido la expectativa de ser masivos y además mi experiencia reciente me dice que en el futuro buscaremos espacios pequeños. En lo multitudinario es cada vez más difícil encontrar autenticidad, emoción, conexión entre personas. Los que echamos en falta eso en la música, tendemos a encontrarnos más en las cuevas que en los estadios.
Concierto en Bilbao. ¿Qué nos vamos a encontrar?
J.L.: A Bilbao llevamos nuestro formato habitual últimamente, que nos gusta mucho y nos permite además explicarle muy bien a la gente quiénes somos, qué hacemos y cómo lo hacemos. Es formato dúo, solos Ester y yo, pero llevamos un montón de maquinitas que no permite recrear cómo ha sido el proceso de creación y grabación de las canciones, un proceso muy de laboratorio, porque solo somos dos, pero hay muchas cosas sonando. Un proceso en el que se van superponiendo capas, en el que se van procesando sonidos, unos procedentes de la música tradicional, otros más electrónicos, otros más rockeros… y nos gusta explicar algunos pequeños detalles que permiten entender cómo hemos hecho algunos sonidos o fusionado ciertas partes. A mí, como espectador, me gusta mucho cuando algo se crea en directo y entendemos cómo se ha creado.

