Casi 35.000 personas fueron partícipes de la primera jornada del festival, marcada por las altas temperaturas y las actuaciones de Depeche Mode, Two Door Cinema Club, Editors, Alt-J, Toy, Charles Bradley, Edward Sharpe, Little Boots, Biffy Clyro, Billy Talent… Nos lo cuentan Raúl Luceño y Joseba Vegas, con imágenes de Jone Novo
Casi 35.000 personas (34.922 según datos oficiales) fueron partícipes el jueves 11 de julio de la primera jornada de Bilbao BBK Live 2013. Así pues, alta afluencia de público en un día marcado por las (también) altas temperaturas. Un calor que podía llegar a ser sofocante haciendo cola para subir desde San Mamés a Kobetamendi en los autobuses gratuitos del festival, muy numerosos, aunque, por desgracia, incapaces de transportar en tiempo record a todos los asistentes apostados en la parada desde primera hora. Miles de personas intentando hacer lo mismo, al unísono… es lo que tiene. Y es que sí, este año parece que el público quiere acceder al festival desde bien prontito… como parece que el sol tiene ganas de brillar tanto como los artistas del cartel.
El recinto del monte Kobetas abre más tarde de lo tradicional en el festival, siendo las 18:00 horas el momento fijado para ello en esta edición. Quizá por eso también, es de reseñar esa gran presencia de festivaleros en el lugar (algunos, a la carrera) ya desde los primeros instantes, desde los primeros compases, esos que nos ofrecieron los británicos Toy, una de las bandas revelación de la última temporada. La verdad es que su (a veces tan) psicodélica propuesta podría parecer, a priori, más apropiada para espectáculos nocturnos, en los que poder jugar con luces y efectos caleidoscópicos, en lugar de sudar la gota gorda con toda la solana, pero, aún así, fue una actuación disfrutable. A fin de cuentas, la mayor parte del público aún tenía que ubicarse e ir haciéndose a la idea de todo lo que estaba por llegar.
Lo de Alt-J (otra banda británica, debutante, y con fantásticas críticas) fue diferente. Lo fue porque su propuesta, original como pocas, consiguió conectar con el público en todo momento, tanto con el madrugador que no tenía más intención que la de estar temprano en el festival, como con el que iba ex profeso a disfrutar del show de los creadores de «An Awesome Wave«. Vistos los cánticos, bailes y entrega del respetable… allí había mucho fan. Triunfada.
Con solo 10 minutos de diferencia comenzaron las actuaciones de Billy Talent en el escenario Heineken y de Edward Sharpe & The Magnetic Zeros en el escenario Live!. Así, vimos un cuarto de hora de los primeros (cañeros y con un arrojo desbordante -aunque no nos maravillase la propuesta-), para optar por ver a los segundos, auténticos fenómenos del folk-rock más festivo. Absoluta comunión entre banda y público… y locura generalizada con «Home«. Se les quedó pequeño el coqueto (nuevo) escenario.
Tom Smith, líder de la banda de Birmingham Editors, ataviado con camisa blanca, flanqueado por el resto del grupo, en un escenario presidido, en su fondo, por una gran rosa negra, dibujaba con su presencia y parafernalia el contexto ideal de una noche marcada por los sonidos británicos de tintes oscuros cercanos a aquella vetusta etiqueta de «Nuevos Románticos«. Editors se presentaban en Kobetamendi como uno de los grandes reclamos de la jornada inaugural y así se atestiguó ante la impresionante respuesta de público que se congregó para verlos sobre las tablas.
Un concierto marcado por medios tiempos y pasajes introspectivos (en consonancia con su último disco, «The Weight Of Your Love«), trufado de momentos de tintes épicos, marca de la casa, y que se desmelenó hacia el final cuando descargaron algunos de los hits más reconocibles y bailables. Quizá los ingleses hubiesen brillado más en un horario más nocturno, con la puesta de sol y con unos juegos de luces que les acompañaran, pero, aún con todo, el primer plato fuerte de la primera jornada del Bilbao BBK Live fue del gusto y del provecho de los allí presentes.
Hay que felicitar a los programadores del festival por seguir manteniendo la apuesta por la música negra, por el soul más purista. Un género, a priori, minoritario en un festival de estas características, aunque en el caso de la actuación de Charles Bradley & His Extraordinaires no lo pareciera, ya que, aunque el escenario en el que se instaló a esta «neo-leyenda» del soul fuese el más pequeño de todos ese día (el comentado Live!), justamente así se quedó, pequeño nuevamente, ante la importante cifra de espectadores que aglutinó.
Y qué decir del protagonista… Ataviado al más puro estilo soul-man de los 70, rollo James Brown, con camisa negra sin mangas, pantalones del mismo color, de tejido cercano a la seda, con un incipiente peinado afro, el señor Bradley desplegó toda la artillería de seducción que todos los grandes de este estilo musical parecen portar de forma innata. Contorneos pseudo-eróticos, falsetes desgarradores, bailes funky y emotividad abrasadora gracias a pepinazos deep-soul que ponían la piel de gallina a los allí presentes. Si a todo ello le sumamos la impresionante banda acompañante (esos Extraordinaires), con especial mención a la sección de vientos, estamos ante uno de los mejores y más especiales bolos que pudimos presenciar en la noche de ayer en Kobetas.
DEPECHE MODE, CABEZAS DE CARTEL
Primeros cabezas de cartel de esta edición del Bilbao BBK Live, los británicos Depeche Mode repetían en Kobetamendi cuatro años después de su actuación en este mismo lugar. En esta ocasión, lo hacían para presentar su nuevo trabajo, «Delta Machine» en el que centraron buena parte de su directo.
Un directo largo (dos bises incluidos), con problemas de sonido al principio (que obligaron a interrumpir un tema), pero intenso y con momentos de gran emotividad, en el que Dave Gahan actuó, como no puede ser de otra manera, luciéndose como el gran frontman que ha sido, es y, suponemos, será por mucho tiempo. Si hubiera que ponerle un pero al bolo de los Depeche, sería su apuesta, precisamente, por canciones de sus últimos trabajos, elección que, a buen seguro, deleitó a sus fans más incondicionales pero que, por momentos, dejaba un poco frío al respetable que esperaba con ansia sus hits más reconocibles. Esa traca final, obviamente, llegó y la verde explanada se vino abajo cuando sonaron himnos del calibre de «Enjoy The Silence«, «I Feel You» y, sobre todo, «Just Can’t Get Enough» para completar dos horas de actuación.
Nuevamente, un año más, la carpa Vodafone del BBK Live sirve como reducto para los aficionados que quieren ver ese «algo más» que los nombres escritos a un gran tamaño de fuente en el cartel del festival. Grupos de menor relumbrón pero que funcionan en directo, que cuentan con su buen número de seguidores y que, con actuaciones como la que ofrecieron Miss Caffeina.
Los madrileños subieron al escenario mencionado para competir contra otra de las fuertes apuestas de este año, Biffy Clyro, y, sorprendentemente (o no), consiguieron una gran audiencia ante la que desplegar su pop onda Vetusta Morla. Miss Caffeina fueron creciendo a medida que transcurrían los minutos y acabaron alcanzando una gran complicidad con el público que se había acercado a verlos. Quizá un escenario mayor y, por tanto, con menor cercanía al público, les hubiera impedido lograr esa comunión, la cual, sin duda, fue el gran éxito que se apuntaron en esta noche de jueves.
Tras la cena de rigor, ya cruzada la medianoche, pudimos disfrutar unos minutos del show de Victoria Christina Hesketh, más conocida como Little Boots, quien venía a Bilbao para presentar nuevo trabajo, «Nocturnes«, en formación de trío. Y no, no es que tuviera una legión de seguidores aguardando su actuación, pero, poco a poco, aquello se fue convirtiendo en una gran fiesta con más y más público, ávido de baile y diversión. ¿La culpa? El pop electrónico de canciones bien estructuradas y ritmos discotequeros encontrable en hits como «Remedy«.
Esas miles de blanquecinas pieles, esos cabellos rubios y pelirrojos, esas características físicas que anuncian la llegada de hordas y hordas de chicos y chicas venidos desde las islas británicas hasta Bilbao tuvieron su máxima representación sobre el escenario cuando los norirlandeses Two Door Cinema Club, a eso de las 02:00 de la madrugada, se subieron a las tablas y comenzaron a desplegar su indie-pop bailable.
Entonces, el desenfreno se instaló definitivamente en Kobetas, adornado con banderas de Gales, de Irlanda, alguna inglesa cruz de San Jorge, estandartes todos ellos que se movían al ritmo de los temas más enérgicos de los dos discos, «Tourist History» y «Beacon«, y algún momento más introspectivo, óptimo para tomar aire, y, a continuación, seguir dándole caña (mención especial, en este sentido, al batería de la banda… absolutamente arrollador).
Y, claro, el momento de mayor locura llegó al final, en el último tema, cuando los irlandeses comenzaron a dejar intuir los acordes de su himno, ese «What You Know» con el que pusieron punto final a un concierto muy lúdico, muy divertido, pero que tampoco pasará a la historia, todo hay que decirlo, del Bilbao BBK Live… Pero sí, pasamos un buen rato con ellos.