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FIB 2018: Crónica del domingo (Liam Gallagher, Justice, Madness, Dorian…)

Liam Gallagher

Última jornada del Festival Internacional de Benicàssim, también con Bastille, King Khan, Anna Of The North, Parquet Courts, Parrots, Nastys, Shame, Yawners

Liam Gallagher // Iñaki Espejo-Saavedra
Cuarta y última jornada del Festival Internacional de Benicàssim, en la que también vimos a Bastille, King Khan And The Shrines, Anna Of The North, Parquet Courts, Parrots, Los Nastys, Shame, Yawners… Nos lo cuentan Joseba Vegas, Javier Santamaría y Manu Mataix

No creáis que resulta tan sencillo llegar al escenario VW Driving Music a las 18:50, pero el esfuerzo merece la pena si es por ir a ver Yawners. Este dúo madrileño compuesto por Martín a la batería y coros y Elena a la voz y guitarra sabe navegar perfectamente entre múltiples referencias de los 90s, a veces sonando mas grunge y otras mas punk, pero siempre sin olvidarse de unas fantásticas melódías que recuerdan a las grandes bandas del sello británico Fortuna Pop. Un ejemplo de ello es «Seaweed», que nos voló la cabeza, como también nos pasó con la magnífica «Arco iris», que empezó lenta, pero que no tardó nada en acelerar para quedársenos grabada en la cabeza. Yawners hacen que no solo creamos en el futuro: nos entusiasma y ya estamos brindando por él.

Si bien el viernes fue al FIB el Presidente del Gobierno (y no estamos seguros de si la Reina también), el domingo vino el rey, el rey Khan. El señor King Khan fue introducido por su banda, The Shrines, como la estrella que es, un animal de soul y garage, de collares de huesos, traje con lentejuelas o mallas ajustadas que dejan sus nalgas canela al descubierto. Aquello era la llamada de la selva: Trío de vientos, percusiones, teclados… Un despliegue para el disfrute del personal, y eso que su bajista no llegó a tiempo al concierto y fue sustituido en el ultimo momento. Si es que nos acordamos y seguimos dándole a la pandereta con canciones como «Bite My Tongue» y contoneándonos (pretendidamente) sexys con «Land Of The Freak».

Fibers en Benicàssim

Felicidades, Kimberly // Iñaki Espejo-Saavedra

Uno de los mensajes repetidos en las pantallas de esta edición recordaba que estábamos en lugar de respeto y celebración del amor y la diversidad amatoria, seas de y te guste el género que sea. Khan recordó a todos ellos con su canción «I Wanna Be A Girl».

A las 21:00h, la gente mayor ya llevaba un rato esperando paciente a los míticos Madness pero la gente más joven, que volvían de otros escenarios, corría a toda mecha para hacerse con un sitio. Un muy buen ambiente que se multiplicó cuando arrancaron, como siempre, con  “One Step Beyond”. La jugada les estaba saliendo perfecta y su ska quedaba muy bien arropado por trompetas y saxos. Se escuchaba todo con un sonido espectacular. “House Of Fun” o “My Girl” animaron hasta las barras, donde algunas de las camareras se marcaban coreografías. Mientras, en la pista, duelos de bailes raros entre los amigos. Uno de los conciertos más divertidos del festival. Sin casi darnos cuenta, se iluminaron sus letras sobre tela negra y la tarde fue cayendo entre los solos de Lee Jay Thomson, con traje de cuadros, bombín y flor en la solapa, y las gracias de Suggs. Y llegó lo que a todo el mundo le apetecía. “Our House”, brazos en alto, e “It Must Be Love”, que llenó de corazones rojos las pantallas laterales. Luego, también un bis para recordarnos lo que es eso de “Madness” y es que a pocos grupos les queda tan bien su nombre como a ellos. Qué maravillosa locura.

Madness

Madness, los reyes de la fiesta // Iñaki Espejo-Saavedra

Bastille tienen un pop muy facilón al que le meten algo de electrónica y mucho “ooh, ooh”. Esa es su receta para enganchar y bien que lo hacen en el Reino Unido: en su concierto de Benicàssim, las voces del público casi superaban la potencia de sonido del escenario Las Palmas. Uno de los momentos fue, sin duda, cuando llegó el turno de “Rhythm Of The Night”, su versión de la famosísima canción de Corona, y también su mayor éxito, “Pompeii”, con inicio al piano y a capella. Dan Smith dejó claro que tiene voz y que se le da bien eso de levantar a la masa. Esos “oe oe oe” aguantaron entre el público un buen rato después de terminar.

Esta edición, uno de los outfit mas vistos ha sido el futbolero, con bien de camisetas de Inglaterra, Escocia, Senegal, Manchester United, At. De Madrid, Celtic de Glassgow, Athetic Club, Everton, Betis, Real Sociedad, vamos, «Total Football», que dirían Parquet Courts; los cuales fueron capaces de ser toros indomables con canciones como Borrowed Time y de ahi saltar a partes bailongas como Wide Awake. Puño en alto con Almost had to start a fight con la que se lió gordísima. Fueron una explosión que deja claro que son una de las mejores bandas indie-punk-friendly del mundo. Lo molan todo, hasta cuando se marcan una jam rozando el post-punk-funk ultra larga para finalizar el concierto. Un concierto así de los Parquet Courts hacía que nos diera un patazo, y al igual que en su «Total Football», nuestras ultimas palabras serian «fuck Tom Brady».

Parquet Courts

Parquet Courts en el FIB 2018 // Iñaki Espejo-Saavedra

Liam Gallagher volvía al FIB (sin Oasis ni Beady Eye) solo 372 días después, con la misma excusa (su primer álbum en solitario), pero en diferentes circunstancias. Si en julio de 2017 su «As You Were» aún estaba por publicar (salió en octubre), este año ya todos lo conocíamos a la perfección. Quizá por eso, el estatus del mancuniano también fue otro: De tercera fila (tras Red Hot Chilli Peppers y Biffy Clyro en el cartel de aquel sábado) a encabezar el domingo del FIB 2018. A fin de cuentas, el álbum fue número uno en el Reino Unido nada más salir, obteniendo la certificación de oro en su primera semana.

Liam Gallagher

Estaba contento (aunque no lo parezca) // Iñaki Espejo-Saavedra

Y en estas que andábamos todos esperando, que van y sueltan el «I Am The Resurrection» de The Stone Roses por megafonía. Dijimos «ya está, ahí sale», pero no. Cantamos la canción entera y nada. Esperamos un par de minutos más y fue «Fucking In The Bushes», de Oasis, la que nos puso en alerta. La retransmisión, en directo a través de las pantallas, del trayecto del cantante entre su camerino y el escenario fue incluso emocionante. Irrumpió en escena, tan abrigado y malencarado como de costumbre, y atacó «Rock’n’roll star», la canción de Oasis que mejor le define.

Tras ese hit compuesto por su hermano Noel, otro: «Morning Glory». Es decir, exacto arranque que en 2017, aunque en mejor estado de forma. El año pasado, Liam dejó claro que sus cuerdas vocales no son las que eran. Este… creemos que ha estado yendo al foniatra. «Greedy Soul» y «Wall Of Glass» intercambiaron su posición en el setlist con respecto a la anterior visita y, tras ellas, sonó «Bold», igual que un año atrás. Todo era igual… pero era diferente. Si aquel concierto nos dejó con la sensación de que el pequeño de los Gallagher jamás volvería a estar a la altura de su leyenda y que solo tirando de nostalgia conseguiría mantener el tipo, esta vez no fue tan abismal la distancia entre lo que el artista fue y lo que, realmente, es.

Público de Benicàssim

¡10 de Oasis! ¡OEEEEEE! // Iñaki Espejo-Saavedra

Y resulta paradójico decirlo, más cuando hasta ¡diez! canciones de Oasis (contando la intro) sonaron en el FIB 2018, frente a las siete del año pasado, pero todo resultó más equilibrado. Buena parte de culpa, también es cierto, la tuvieron sus fans, que corearon «For What It’s Worth» y «I’ve All I Need» casi con el mismo ímpetu que «Some Might Say» o «Slide Away».

La traca final fue, eso, de traca: «Whatever», «Supersonic», «Cigarettes & Alcohol», «Wonderwall» y «Live Forever». La vuelta de Oasis, cada vez más cerca.

Unos viendo a Liam en el principal, bien rodeados de foráneos, otros (menos) buscando indie made in Spain como el de Dorian. Llevan poco tiempo presentando sus nuevas canciones por festivales y la gente ya las ha adoptado como suyas. Desgañitarse con el fácil estribillo de “A cualquier otra parte” engancha, pero “La tormenta de arena” la ha superado como su clásico más esperado. De hecho, fue la elegida para el final de concierto, con bastante confeti incluido (dudamos si cabía más en los cañones). Uno de esos grupos que hemos visto innumerables veces, pero que se notan crecidos ante grandes citas. Esta del FIB la era.

Los Nastys tuvieron algún pequeño problema técnico al principio de su concierto, por ahí había una guitarra que estaba en las chimbambas… bueno, trago de cerveza y seguimos adelante, ya sabéis lo suyo es lo de «Fumar, beber y romper», los Nastys aceleran, en realidad ya se les ve que son de pocos frenos, y todo se soluciona. «Veneno de serpiente», «Bla, bla, bla», «Madrid es un cementerio»… les sobran los temazos y a nosotros las ganas de bailarlos. Con algo más de gente el concierto habría sido tan épico como el de sus amigos los Parrots: mismo escenario, misma filosofía (sí, esa, la del rocanroll). Los Parrots saltaron a las tablas en formato quinteto, acompañados por Fran Nastys y por Lois (Trajano), y sacaron oro a su repertorio, con mucho cuerpo que compensaba ese rollo dejado y un poco fumado, como el que tiene su «No me gustas, te quiero» que sonó justo antes de que cerraran con «Demoler» de los Saicos. Girl potente en el escenario, mucho mas que en el disco, y claro, la locura máxima fue su personal versión de «Soy peor» de Bad Bunny, fronteriza y con sabor a tequila brindando por Arthur Lee y Love (a quienes vimos -en las últimas- en ese mismo punto de Benicàssim, allá por 2004).

A Shame les tocó cambiar de horario, iban a tocar a eso de las 20:00 y acabaron tocando a las 2 de la mañana, quizá no es lo mejor que les pudo pasar, sobre todo al coincidir con Justice, aunque poco o nada tenía que ver con el dúo galo esta joven banda de rock del sur de Londres. Su disco de debut es buenísimo y ellos en directo lo son aún más, sorprendiendo la fuerza que tienen siendo tan jóvenes. El FIB hace 25 años el año que viene, y no salíamos tan emocionados de un debut desde el de Franz Ferdinad (también un domingo, también en aquella edición de 2004).

Shame en concierto

Shame en el FIB 2018 // Iñaki Espejo-Saavedra

Son unos animales y fueron los más hooligans del festival, gracias a temas como «Concrete». Quizá el más relajado fuera su single «One Rizla», y eso que es una gran tarjeta de presentación, pero es que con canciones como «Tasteless» se mearon en el público. No sabemos cómo son capaces de destilar tantas emociones en composiciones como «Gold Hole», qué barbaridad: Codazo en la nariz, patada en la sien, levantarse a duras penas, que te salten los dientes y querer ir a por más, gritar «Shake me up». Un final de concierto de 11 sobre 10. Les queríamos sacar a hombros.

De todos los grupos programados los cuatro días para cerrar el escenario principal, Justice eran sin duda los que más nos llamaban. Eran cerca de las 3:00h y unos cuantos fibers dormían en las zonas aledañas de césped, en posiciones imposibles y hechos polvo, en contraste con otros, hipermotivados, que decidían apurar el festival. Los primeros beats de los galos hicieron función de desfibrilador en nuestro pecho, mientras Gaspard Augé y Xavier de Rosnay comenzaban a enseñar su genial montaje. Nos engañaron con los casi 40 amplificadores Marshall con los que aparecieron y que convirtieron en cubos luminosos. Los focos y cuadros de luces se descolgaban y danzaban por encima de ellos hasta que su cruz acabó brillando. “Genesis” elevó al público, “Waters of Nazareth” es un bombazo y “Stress” consigue lo que su nombre indica (más cuando comienzas a escuchar alrededor de ti la genial idea de: “¡Oye! vamos a montar un pogo!”).

Fibers

Gozando la última noche // Iñaki Espejo-Saavedra

El dúo se planteó destrozar a los valientes que seguían en pie y vaya si causaron bajas cuando lanzaron eso de “We Are Your Friends” después de quedarse inmóviles un buen rato. Una buena definición de lo que es partir un festival. «Do the D.A.N.C.E.» hasta las últimas consecuencias. Después, llegó el tradicional y agridulce momento del «Lago de los cisnes», que hace que toda la explanada baile a ritmo de vals… pero que anuncia que aquello, irremediablemente, va tocando a su fin.

También vimos, fugazmente, a la estrella Anna Of The North, que en el escenario South Beach nos dio una lección de electropop y baile. Podremos decir que estábamos allí viéndola en 2018, que la gozamos con «Us», con «The Dreamer» y su «It’s not about you, it’s not about you anymore», en la onda de Chvrches, así como la maravilla de «Fire», que finiquitó al concierto.

El fin de fiesta lo tuvimos en la carpa del FIB Club, como mandan los cánones fiberos, haciéndose de día con Aldo Linares a los platos. Justo antes, en el escenario Visa, pudimos bailar con DJ Rojiblanco, en una noche en la que también disfrutamos de DJs como Kabuto o Innmir. Sí, gastamos mucha suela en Benicàssim, pero, ¡que nos quiten lo bailao! El año que viene, 25º aniversario. Comienza la cuenta atrás para el FIB 2019.

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