Charlamos con Amancay Gaztañaga, la chica del quinteto vasco, sobre «No se alarme señora, soy soviético», segundo disco largo de los de Zestoa, y todo un paso adelante para su saltarín indie pop sintetizado
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La mayoría del público descubrió a una banda de Zestoa (Gipuzkoa) llamada Grises en 2011, coincidiendo con la publicación de «El hombre bolígrafo«, su primer LP. Sin embargo, el debut del quinteto llevaba tiempo gestándose, por lo que hubo bastante expectación previa, ratificada una vez el álbum fue una realidad y el grupo empezó a hacer de las suyas en salas y festivales. Ese disco (ya descatalogado, una vez que el sello Origami Records ha dado por agotada su tirada) le valió al combo granjearse fama de divertido, buenrollero y saltarín, en consonancia con sus eufóricas letras, su actitud descarada y su mezcla de guitarras y ritmos bailables.
Ahora, en 2013, vuelven con «No se alarme señora, soy soviético«, un segundo LP que ahonda en todo lo anteriormente descrito, pero que muestra una cara más sintetizada, donde la electrónica adquiere una nueva dimensión. «Sí, la suerte que tenemos es que Eñaut Gaztañaga (voz, guitarras) tiene su propio estudio y se dedica a producir, por lo que éste es un disco muy elaborado tanto a nivel de local, de improvisación, como a nivel de estudio. El disponer del estudio ha sido una gozada y hemos podido ahondar en todo el sonido de sintetizadores, ochentero, un poquito más oscuro, más melódico quizá«, describe Amancay Gaztañaga (voz). «Aunque seguimos teniendo esa base del baile, de la fiesta, este disco es más profundo» afirma la única chica del cuarteto.
UN CANTO AL OPTIMISMO
En el par de años transcurridos entre el debut de Grises y su reválida, el entorno económico y social no ha hecho sino empeorar. Sin embargo, el grupo mantiene intacta su vena optimista. «Sí, el disco es optimista. Nuestra filosofía en los tiempos que corren es de seguir adelante y luchar porque no nos queda otra. Es un disco que invita a la lucha, a agarrar la vida y decir ‘esta vida es mía y soy yo el dueño de mi vida, lo que quiero hacer es seguir adelante’. Esa sería la idea general, no dejar que el tiempo pase y tener siempre la consciencia de que es posible que dentro de una hora no estemos aquí«.
Un optimismo reforzado por la trayectoría de la banda, ya que, para Grises, «2012 significó cumplir sueños. Tocar en un Arenal Sound o telonear a gente de fuera ha sido impresionante«. ¿Y 2013? «Esperamos que definitivamente podamos decir que vivimos de esto. Aspiramos a poder dedicar todo el tiempo que tenemos a la banda. Eso sería la culminación del sueño«. Pero claro, con los pies en el suelo. «Llevamos muchos años en la música luchando, es un medio difícil, el arte en general malvive desde hace muchísimos años no solo por la crisis, así que todos sabemos lo que es no tener nada. Y cuando no tienes nada, lo poco que te viene ya parece mucho y a eso nos agarramos. Lo de 2012 ya fue mucho, así que lo queremos todo en 2013«.

