Último mes del año y última recomendación cinéfila (aunque doble): En salas, «Hereje» («Heretic»), con Hugh Grant; en casa, en plataformas (Netflix), «Equipaje de mano», la nueva película de Jaume Collet-Serra
Pijazo londinense que paseó su clase de gentleman por el convulso Zinemaldia de finales de los ochenta (entonces nadie le paraba), Hugh Grant ha tenido siempre una virtud muy de los ricos: todo ha parecido importarle una mierda.
Así, además de llenarse los bolsillos siendo estandarte de la insípida comedia romántica de los 90, ha sido capaz de brillar en alguno de los mejores títulos («Lunas de hiel», «Sentido y sensibilidad») de las ultimas décadas, amén de sobrevivir a un escabroso escándalo sexual que muy bien podría haberle hundido.
No fue así y hoy, en un nuevo giro de guion, el inglés se disfraza en este «Hereje» («Heretic») de gafapasta que recibe la visita de dos «testigos de Jehová» (¿o eran mormonas?). Lo que parecía una visita rutinaria para facilitar información sobre la vida eterna y soltar unos flyers, va mutando en un apasionante juego del gato y el ratón que detona cuando el dueño de la casa asegura tener el secreto de la vida eterna… encerrado en su sótano. Algo que desmontaría todo tipo de religión, truco o superstición… de ser cierto.
Desarrollada en un mismo espacio, al estilo de «La Huella», «Hereje» engancha desde el primer instante y se va oscureciendo según transcurre una trama hipnótica y desasosegante que habla de temas más grandes que la vida. En una cartelera plagada de secuelas, plástico y remakes, no se nos ocurre una apuesta más ganadora que esta.
Y EN PLATAFORMAS: «EQUIPAJE DE MANO» (NETFLIX)
Si uno roba parte de «La jungla de cristal» y el cine de acción de Van Damme en los 90 y lo agita con fuerza, el resultado sería parecido a este entretenidísimo título dirigido por el catalán Jaume Collet-Serra (bueno, cierto es que lleva tanto en Hollywood que tiene de catalán lo que yo de noruego), en el que un vigilante de seguridad tiene que impedir que un grupo terrorista colapse una ciudad.
Estupendos Taron Egerton y un Jason Bateman alejado de su papel de padre de familia americano, que borda su mercenario descreído que mata (mucho) por dinero. Ideal para una tarde tonta.