Hablamos con un cajero-reponedor de un Mercadona de Bilbao, al pie del cañón en plena crisis del Covid-19. Pasados los primeros días de «locura», el confinamiento impuesto por el Gobierno, junto con la adopción de medidas de seguridad por parte de las empresas, ha hecho que todo esté «más tranquilo».
Estado de alarma, semana 2. El número de contagios por coronavirus sigue creciendo, sin que aún se vislumbre el pico máximo. A 23 de marzo, lunes, son ya 33.089 los casos positivos declarados en España, con 2.182 muertes, según datos del Ministerio de Sanidad. Euskadi, con 2.421 contagios confirmados y 120 fallecidos, se mantiene como la tercera comunidad autónoma de mayor incidencia del Covid-19.
Con la mayor parte de la población confinada en sus casas por Real Decreto (el Gobierno de Pedro Sánchez ha extendido el aislamiento hasta, mínimo, el 13 de abril), son muchos los que, sin embargo, han de seguir dirigiéndose cada jornada a sus respectivos puestos de trabajo, al no ser posible en su caso el teletrabajo y no haberse decretado el confinamiento total, que haría que el país entero se parase, a excepción de los servicios básicos.
«Si cerramos todo, ningún país de Europa nos podrá asistir, ni apoyar ni abastecer, porque todos estamos en la misma situación», ha declarado en ese aspecto Fernando Simón, responsable del Centro de Coordinación de Emergencias y Alertas Sanitarias. Y es que la del coronavirus es una crisis global que ya ha dejado 14.706 muertos de un total de 339.259 casos de contagio confirmados.
En esta tesitura, con los profesionales sanitarios viviendo en primera línea de fuego esta inesperada batalla, existen otras profesiones cuya labor no solo está permitida, sino que queda garantizada y se acoge a aquello que los ciudadanos podemos y no podemos hacer durante estas fechas. Es el caso de los trabajadores de supermercados, abiertos para que la población pueda abastecerse de alimentos y otros productos de primera necesidad. Hablamos con un cajero-reponedor de un Mercadona de Bilbao cuya identidad prefiere mantener en el anonimato.
¿Cómo está la cosa en el súper, una semana de confinamiento después?
Mejor, toda vez que que se pusieron medidas de seguridad y se regula el aforo.
¿Están siendo días duros?
Sí, pero no por el trabajo, sino a nivel mental.
Trabajadores de gasolineras nos han dicho que fueron peores los día previos a la declaración del «estado de alarma».
Sin ninguna duda. La semana anterior fue muchísimo más dura al no haber ninguna medida del Gobierno. El supermercado era una locura, la guerra. Ahora está la cosa muchísimo más relajada.
¿Está garantizada la reposición de todo aquello que sigue agotándose?
Ahora mismo, te confirmo que sí. La semana anterior se quedaban las estantería vacías, sobre todo de geles, papel, huevos, leche y carnes en general. Al no haber tanta gente de golpe, 150 personas como máximo, ahora los productos duran más y nosotros también vamos dosificando algunos, sacándolos poco a poco. La reposición se va haciendo sin problemas.
¿Qué medidas de seguridad habéis adoptado?
Pues, más allá de la de regular el aforo, las de todos los establecimientos: uso de geles, guantes y mascarillas. Aparte, en cajas y secciones como pescadería, se han colocado líneas en el suelo para establecer la distancia mínima de seguridad entre personas. Y se están colocando mamparas en las cajas.
¿Respetan los clientes esas medidas?
Hay personas a las que hay que estar continuamente recordándoselo, sobre todo gente mayor que no se da cuenta de las rayas del suelo. Es la más incívica en ese aspecto.
¿Ha habido refuerzo de personal, os han prometido primas por trabajar en estas condiciones?
Sí, al principio se contrató a más gente, pero se ha ido marchando. Al estar todo más tranquilo, los fijos también vamos a pasar más tiempo en casa. Se nos ha prometido una prima del 20% en el sueldo bruto.
¿Seguís teniendo miedo de contagiaros?
Yo no tengo miedo a contagiarme, pero sí a contagiar a personas que puedan tener problemas de salud reales. No descartaría estar contagiado ya, pero el miedo es a que esto se lo pueda transmitir a mi madre, a mi suegra o a otras personas mayores que puedan pasarlo mal.
¿Sabéis de compañeros que se hayan negado a trabajar, dadas las circunstancias?
No, no me consta ningún caso.
¿Y trabajadores que hayan caído enfermos?
No conozco ningún caso, en general.
¿Sentís que estáis realizando una importante labor social, más allá de estar cumpliendo con vuestras obligaciones laborales?
Sí, es verdad que sentimos que hacemos una labor importante. La gente te da las gracias, los vecinos… aunque en el súper das con algunas personas muy impertinentes que te lo hacen todo un poco más difícil. Sobre todo es esa gente mayor que decía antes. Hay personas inconscientes que no se dan cuenta de la situación que estamos viviendo.