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Puro teatro (febrero): El exceso de «Bacanal» y el intimismo de «La panadera»

Por un lado, el nuevo macroshow del Circo de los horrores: cabaretero, excesivo y hasta soez. Por otro, una propuesta teatral intimista.

Elenco de "Bacanal" // Circo de los Horrores
Este mes te recomendamos dos montajes que no pueden ser más opuestos. Por un lado, el nuevo macroshow del Circo de los Horrores: cabaretero, excesivo y hasta soez. Por otro, una propuesta teatral intimista que nos enfrenta a una problemática de lo más actual

Siempre hemos defendido en esta sección de crítica de artes escénicas que cualquier propuesta que se desarrolle en vivo y sobre un escenario tiene aquí cabida. No nos cerramos a géneros, estilos, tendencias, formatos… Y prueba palmaria de ello es que este mes te vamos a recomendar dos montajes absolutamente dispares. Si en Bilbao tenemos hasta el 27 de febrero la nueva entrega de la compañía Circo de los Horrores («Bacanal»), en Vitoria-Gasteiz, Eibar y Errenteria se podrá ver «La panadera», proyecto personal de la actriz Sandra Ferrús sobre el brutal golpe que se asesta a la intimidad -y a la vida- de una mujer corriente cuando un vídeo privado suyo acaba difundido en Internet.

Empecemos por el fiestón excesivo, sexual y, sobre todo, circense que se ha montado el gallego Suso Silva esta vez. El Premio Nacional de Circo 2003 cumple 60 años y no abandona su ya icónico personaje de Lucifer, ese maestro de ceremonias de todos los espectáculos que ha creado con su compañía, Circo de los Horrores (recordarás «Cabaret maldito», «Manicomio»…). Ahora, para su quinta producción (este «Bacanal» que recala en la Plaza de Toros de Bilbao hasta el 27 de febrero, Silva mantiene su reconocible sello personal: las continuas interacciones con el público, en las que derrocha ingenio, gracia e improvisación; dotes en las que, claramente, es un maestro.

O, más que ‘interacciones con el público’, quizá deberíamos decir ataques a los espectadores. Porque jamás se ha cortado un pelo cuando se trata de humillar a la concurrencia (ojito si coges entradas cercanas al escenario; avisado/a quedas). Silva se deja la corrección política, e incluso a veces el respeto, por el camino; y la estrategia le funciona porque su público siempre entra al trapo. En la función que nosotros vimos, por ejemplo, chupó un par de calvas a pesar de la pandemia; hizo notar la presencia de «panchitos» entre el público; tocó partes pudendas a espectadores y espectadoras; le explicó a un niño -de 16, edad mínima para acceder al show acompañado de adultos- cómo «tu padre le come el coño a tu madre» o cómo «eso que tu madre guarda en la mesilla de noche no son velas sino vibradores».

Y la lista podría seguir…

Diabluras // Circo de los Horrores

Como siempre en sus espectáculos, en «Bacanal» Silva vuelve a arroparse con una amplia compañía (de hasta 20 personas en este caso) que incluye bailarines, actores y, sobre todo, artistas de circo de primer nivel. Todo ello, en un grandioso escenario y con una gran inversión en decorados, iluminación, atrezo, vestuario… En definitiva, estamos ante un macroespectáculo circense de altura, una especie de versión castiza, auténtica, impúdica y transgresora de los espectáculos blancos y manufacturados del Circo del Sol.

Un gran montaje // Circo de los Horrores

Como pega podemos alegar que la primera parte de «Bacanal» avanza lenta y se pierda en segmentos que, más que pícaros, son simplemente zafios y, además, manidos. Pero el show va de menos a más y, tras el descanso, culmina con un segundo acto intachable. Desde el poderoso arranque musical, coreográfico y acrobático (el akelarre) hasta el nunca visto número final de equilibrismo (al menos servidor jamás vio, ni siquiera imaginó, a un equilibrista así -y nos ahorramos el spoiler-). Por no hablar del inconcebible contorsionista que termina metido en un caja de tamaño inverosímil o del divertidísimo oficio de una boda pagana en el que Silva se sale como showman.

Con bailarines // Circo de los Horrores

Lo dicho, hasta el 27 de febrero, en Bilbao. Las entradas no son baratas, pero está claro que aquí, aparte de muchas nóminas, hay una buena inversión para ofrecer un macroshow que, además, sobrepasa las dos horas y media de duración (no sabemos cómo lo harán los días con doble función pero nuestro pase estuvo cerca de los 170 minutos).

Y bailarinas // Circo de los Horrores

LA PANADERA

El 25 de febrero podrá verse en Vitoria «La panadera», obra escrita, dirigida y protagonizada por la actriz afincada en San Sebastián Sandra Ferrús. Teatro ‘del aquí y del ahora’, pues retrata un tema que no puede ser más actual. Leyendo noticias sobre mujeres a las que se les da la vuelta la vida cuando un vídeo sexual suyo acaba en Internet (recordemos, por ejemplo, el suicidio en 2019 de una trabajadora de Iveco en Madrid tras difundir sus propios compañeros por WhatsApp una grabación íntima), Farrús se preguntó cómo llevaría ella una situación así.

Sandra Ferrús («La panadera»)

A modo de «abrazo» a quienes han pasado por esa desequilibrante experiencia quiso crear esta obra que, afortunadamente, pudo levantar gracias a dos grandes apoyos que denotan que, siendo aún un proyecto, «La panadera» ya demostraba potencial. Primero, la ayuda del programa Nuevas Dramaturgias de nuestros teatros municipales (Arriaga Bilbao, Principal Gasteiz y Victoria Eugenia Donostia), que la seleccionó para apoyarla en la fase de escritura de guion. Después, la del Centro Dramático Nacional comandado por Alfredo Sanzol, que le permitió producir la obra.

«La panadera» es la historia de una mujer corriente, anónima, cuyo antiguo novio se hace famoso por un reality y… ¡Boom! Durante la hora y media de la obra podemos vivir con ella cómo la filtración del dichoso vídeo impacta, cual meteorito arrasador, en todos los ámbitos de su vida, en todas sus relaciones y, claro, en su propia mente. A pesar de lo agitador de la premisa, Ferrús consigue que su obra diseccione con serenidad y lucidez conceptos como la rabia, la frustración, la vergüenza, el miedo y, sobre todo, la tan cristiana y lacerante ‘culpa’, que, encima, siempre les pesa más a ellas que a ellos. Es palpable el inmenso cariño hacia esas víctimas con el que el texto de «La panadera» está escrito y, a pesar de la crudeza de la historia, consigue que el abrazo en forma de obra de teatro que les da a estas mujeres acabe siendo cálido y esperanzador.

Parte del elenco de «La panadera»

Como guionista, la polifacética actriz toma tres muy inteligentes decisiones que multiplican el interés de la obra. Primero, el hecho de que el vídeo sea de una relación anterior y, por tanto, no haya infidelidad a su actual marido (no hay nada que reprocharle a ella). Después, que la filtración sea masiva dada la popularidad televisiva de su ex (la exposición, por tanto, es absoluta y pública, no sólo entre sus conocidos). Por último, la introducción de la terapeuta como un personaje más (las escenas de las sesiones permiten saber lo que pasa por la cabeza de la protagonista de forma natural y dentro del curso de la narración).

No todos los personajes que gravitan alrededor de la panadera a la que da vida la propia Ferrús están igual de bien construidos en el guion ni igual de bien interpretados sobre las tablas, pero varios de ellos dan lugar a escenas, conversaciones y reflexiones que son oro puro (especialmente el padre y el marido) y que permiten a cualquiera identificarse en emociones que nos atañen aunque no hayamos pasado nunca por esa experiencia. Y eso es lo que hace grande a una ficción, ¿no? El lograr resultar universal aun partiendo de una historia muy concreta.

Absolutamente recomendable por tanto «La panadera», que estará, como decíamos, en Gasteiz el 25 de febrero y, ya en marzo, en Eibar y, en mayo, en Errenteria.

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