Ha vuelto a pasar. Una vez más, un jugador no elige el club bilbaíno como destino en el momento crucial de su carrera, cuando tiene que tomar decisiones estratégicas. ¿Es el equipo rojiblanco un trampolín? ¿Es el novio de la miss?
En un monólogo de la comedia de hace ya unos cuantos años, Amparo Baró hablaba de los concursos de belleza. Después de reírse de la irónica sinceridad de las aspirantes cuando afirman que la belleza está en el interior en un evento donde todas van en bragas, Baró ponía el ojo en la figura del novio de la miss ganadora: en ese momento, tan esperado por la audiencia, en el que las cámaras enfocan al pobre diablo y el presentador le pregunta si no le preocupa que el premio que ha recibido su amada afecte a su relación. Entonces, el chico dice que por supuesto que no, que se conocen desde los doce años, que se quieren muchísimo y que nada les separará. Y todos pensamos lo mismo: dos meses, chaval. Te damos dos meses.
Mikel Merino ha fichado por la Real Sociedad, a la que sigue desde pequeñito, la ciudad es preciosa y el resto de lugares comunes. El Athletic niega el interés, pero todo parece indicar que Merino, asesorado por una agencia de futbolistas que para varios clubes empieza a formar parte del eje del mal, le ha negado por tercera vez.
Las reacciones de la afición han sido las esperadas. No le necesitamos. No le ha empatado a nadie. Si no nos quiere, no nos sirve. Que le den. Etc. Son las racionalizaciones habituales que se usan como mecanismo de defensa contra la frustración, pero, a pesar de ellas, se percibe una evidente consternación porque otro jugador en el momento crucial de su carrera, con 21/23 años, cuando tiene que tomar decisiones estratégicas, no elige el club bilbaíno como su destino.
La realidad, ya se ha dicho muchas veces, es que el fútbol moderno ha generado un magma de mediocridad formado por la mayoría de los equipos, entre los cuales, el Athletic es un miembro destacado. El equipo rojiblanco es una medianía de la zona alta, un gran club que juega en la segunda división del fútbol actual, y no atrae a jugadores con aspiraciones ni consigue retener a sus figuras, que en cuanto van a la selección nacional, desayunan con Pepe Reina y salen en las revistas empiezan como a levitar y acceden de forma irreversible a una irrealidad aún más profunda que la del futbolista medio, donde nada les afecta y son profesionales que solo hablan de fútbol y esos temas que me comentas están en manos de mis representantes.
La realidad es que Kepa se quedó en enero porque no le salió bien la jugada (pero ya habéis visto después), que Williams se queda mientras mantenga esa rutilante marca de más de un año sin marcar en San Mamés y que Muniain quiere mucho al club y se besa mucho el escudo pero antes de romperse la rodilla por segunda vez ya estaba haciéndose el loco con su renovación.
No, Merino no ha venido al Athletic por lo mismo que el Athletic no podrá retener a sus mejores jugadores. Porque es un poco como el novio de la miss. Poca cosa para estos chicos que quieren ser estrellas del pop. El mundo en general se ha convertido en un enorme escaparate lleno de invencibles estímulos y de promesas de éxito y felicidad. Y pensar que jugadores de veintipocos años que lo tienen todo van a renunciar a esos rótulos de neón y a conformarse con lo de siempre es bastante ingenuo, por no decir ilusorio.
Es mucho mejor aceptarlo, aceptar que somos un club trampolín, ser brutalmente pragmáticos, jugar a ese juego. Sin dramas, sin mesianismos. No dejar participar a nadie sin una cláusula apropiada, y vender a quien empiece a hacerse el interesante, venderlo bien caro a las superpotencias para pagar a los que se queden y para fichar a los jugadores de 26/28 años que ya hayan visto mundo y se hayan quitado esa espina de vivir a tope su profesión. Así llegaron Aduriz, Raúl, Beñat y ahora Yuri. Y tal vez algún día vuelva Herrera, o Javi Martínez, o Laporte. Es lo mismo que sucede en la Real con Illarra, que ya no se mueve de San Sebastián en la vida.
El Athletic puede ser el novio plantado de la miss, pero también puede ser el marido leal, sólido y razonable con el que compartir una larga vida después de correrte unas buenas juergas.
A mí no me parece tan mal.