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BIME Live

BIME Live 2014: Crónica y fotos del viernes, 31 de octubre (Placebo, Macy Gray, Imelda May, Divine Comedy…)

Te contamos cómo fue la primera jornada del festival celebrado en el Bilbao Exhibition Centre (BEC!) de Barakaldo, donde también actuaron Anna Calvi, Basement Jaxx, Go Go Berlin, Thurston Moore, SOAK, Fuel Fandango, FM Belfast, Tania de Sousa, We Cut Corners, John Berkhout… Un texto de Raúl Luceño, Germán Castañeda y Joseba Vegas, con fotos de Mick Habgood, Stuart McDonald y Rhythm and Photos

Te contamos cómo fue la primera jornada del festival celebrado en el Bilbao Exhibition Centre (BEC!) de Barakaldo, donde también actuaron Anna Calvi, Basement Jaxx, Go Go Berlin, Thurston Moore, SOAK, Fuel Fandango, FM Belfast, Tania de Sousa, We Cut Corners, John Berkhout… Un texto de Raúl Luceño, Germán Castañeda y Joseba Vegas, con fotos de Mick Habgood, Stuart McDonald y Rhythm and Photos

 

El pasado viernes, 31 de octubre, arrancó en el BEC! de Barakaldo (Bizkaia) la seguda edición de BIME Live, el festival enmarcado dentro de Bizkaia Music Experience (BIME), ese gran encuentro de profesionales del sector musical celebrado en el mismo lugar durante los días previos. Nosotros estuvimos allí y te contamos cómo fue la cosa, con las actuaciones de Placebo, Macy Gray, Imelda May, The Divine ComedyAnna Calvi, Basement Jaxx, Go Go Berlin, Thurston Moore, SOAK, Fuel Fandango, FM Belfast, Tania de Sousa, We Cut Corners, John Berkhout… 

 

Los encargados de abrir fuego fueron los guipuzcoanos John Berkhout, quienes, a eso de las 18:30h, inauguraron el escenario 2 y, con ello, esta segunda edición de BIME Live. Difícil enfrentarse a un espacio tan inmenso y desangelado como el del BEC! cuando éste carece de gente, pero ahí salieron los de Oiartzun, dispuestos a dejar bien alto el pabellón (nunca mejor dicho) a pesar de que su propuesta indie-folk-rock, tan cálida e íntima por momentos, corría el riesgo de perderse en el vacío. Sin embargo, empezaron bien y acabaron mejor, demostrando actitud y ganas, y congregando a todo el público que, a esas horas tan tempranas, ya había accedido a la feria de muestras. Sonaron «The Path», «Short Necked Giraffe», «Sand Witches»… y, cuando mejor estaba la cosa y mejor ambiente había, nada, se acabó. Fue una buena manera de abrir el festival, desde luego.

 

John Berkhout_BIME_2014John Berkhout // Rhythm and Photos

 

Teníamos muchas ganas de ver en vivo a la adolescente escondida bajo el alias SOAK, una chica que, a pesar de su insultante juventud (18 años), hace ya dos años que está dando que hablar, sobre todo en los medios especializados ingleses. Sí, hace ya dos años. Nada más y nada menos que desde los tiernos 16. Porque hay algo especial en Bridie Monds-Watson. Su imagen andrógina, su gran presencia en el escenario aunque comparezca sola y escasamente arropada por su guitarra acústica, sus descarnada capacidad de plasmar en canciones las atribulaciones de la pubertad con una certitud casi adulta…

 

Todo eso lo pudimos ver ayer en el BEC!, donde era la encargada de abrir el Stage Teatro, ese más recogido, con gradas, reservado a las citas más intimistas. La suya lo es, desde luego. ¿Quizá demasiado para un gran festival? No tiene por qué, que este mismo año ha estado nada más y nada menos que en Glastonbury, pero puede que algunas de las poco más de 100 personas que nos cocentrábamos allí a esa pronta hora (18:50) lo sientieran así. Pero no es menos cierto que el momento y el entorno eran idóneos para dejarse empapar por la doliente voz de esta niña de alma adulta nacida en Derry (Irlanda del Norte) a finales de los 90. Y es que esa idea de escenario estilo «teatro acogedor», a veces genera momentos sublimes como el de anoche. Otros festivales deberían tomar nota e incorporar la propuesta; si se elige bien el cartel, puede ser pura magia.

 

En sus escasos 50 minutos en escena, SOAK tuvo tiempo de repasar su aún exigua discografía (dos EP de 2012, «Sea Creatures» y «Trains», y otro de este 2014, «Blud», para cuyo emocionante tema homónimo la iluminación tiñó de rojo la escena) y, por supuesto, acometer su recién estrenado nuevo single, «B A NoBody», preámbulo de lo que, en breve, debería ser su primer larga duración. Lo estamos esperando como agua de mayo.

 

go go_berlin_BIME_2014Y, casi a la vez que SOAK iba tejiendo un nudo en las gargantas de los allí congregados, al otro lado del gran pasillo del BEC!, el escenario principal del festival (Stage 1) lo inauguraba algo radicalmente opuesto. Muchos más decibelios, mucha más electricidad (hasta tres guitarras eléctricas en algunos momentos) y mucho más público (que poco a poco iba llegando al BIME). El quinteto danés Go Go Berlin (foto de la izquierda por Stuart MacDonald), con ese look de viejos rockeros glam de los 70 (pero con un punto impostado cuasi ochentero), metía tralla (mucha más de la que se esperaba habiéndolos oído en disco) y el público lo agradecía. Aunque aún no fueran ni las ocho de la tarde… Melenas adelante y atrás, una voz rasgada y una apuesta clara por los temas más potentes de su debut, «New Gold» (2013). Y al final, apoteósis y entrega total con canciones como «Darkness» y «Shoot The Night», con Christian Vium, su frontman, desgañitándose y batiéndose a brincos por el foso y sobre la valla. Apasionados, cañeros, divertidos… Pero quizá la cosa se queda en anécdota ya vista, que recuerda, no sabemos si para bien a para mal, al denostado y demodé género ochentero hair metal.

 

El dúo We Cut Corners fue la incorporación de última hora al cartel de este BIME 2014, tras la caída de Jeff The Brotherhood. Y, visto lo visto, el hueco bien hubiera podido quedar desierto. Frente al segundo escenario (Stage 2), muy poquita gente, muy deperdigada y muy a lo suyo. «¿Pero ese que canta es un tío o una tía?«, preguntaba en alto más de uno. Un tío, un tío. Era Conall O’Breachain, batería y voz del dúo que completa John Duignan a la guitarra y también a las voces. Ellos crean sus temas solo con batería y guitarra, y así los ejecutan en directo. Sin arroparlos más y turnándose los dos como cantantes. A pesar de lo corto de su concierto, les dio tiempo a repasar sus dos discos. Del primero («Today I Realised I Could Go Home Backwards», 2013), destacaron «A Pirate’s Life», en la que O’Breachain cambió la batería por la guitarra acústica, y «The Leopard», en la que se puso lírico y sentido con su ya de por sí aflautada voz.

 

we cut_corners_BIME_2014We Cut Corners // Rhythm and Photos

Del reciente «Think Nothing» (2014), Duignan se cantó un «Best Friend» con el que seguían sin poder enganchar al despistado público. Ni siquiera versionando el «Helter Skelter» de los Beatles ni el «Mandinka» de Sinead O’Connor se ganaron el interés del respetable. Para cerrar el bolo, decidieron coger el toro por los cuernos y nos conminaron a todos a acercarnos y apiñarnos en las primeras filas, más que nada para que aquello empezara a parecer un concierto. Y así terminaban con su «Go Easy», obligándonos a prestarles un poquito de atención mientras la pobre Tania de Sousa probaba sonido de cara a todos nosotros en el contiguo Stage Euskadi, literalmente pegado al 2.

Todo lo contrario ocurría 5 minutos después en el esenario principal, donde la gran pantalla anunciaba en letras rojo sangre a Imelda May y su más reciente album, «Tribal» (2014). Poco antes la habíamos entrevistado en camerinos y nos había recibido reencarnada en una suerte de Lily Munster/Morticia Addams. Y es que, sí, era Halloween, e Imelda sí que venía dispuesta a ofrernos una fiesta de muerte. Su banda (un conjunto de criaturas siniestras que incluía fantasmas, carniceros sangunarios, personajes salidos de «La Naranja Mecánica»…) tomaba posiciones ante el fervor de un público entregado de antemano a la irlandesa. Su atuendo fue lo primero que cosechó grandes aplausos, seguido del tema de apertura del show, el «Tribal» que da título a su cuarto y exitoso disco (ha entrado en listas de ventas hasta en España, que no es poco decir). Después, «Wild Woman», su más reciente single y otro de los grandes temas de ese disco.

 

imelda may_BIME_2014Imelda May // Stuart MacDonald

 

El circo de Imelda acabaría de despegar poco después, con un tema ya clásico de su discografía, el «Big Bad Handsome Man» (de su debut, «Love Tattoo», 2008). Estaba claro, esto iba a ser una fiesta desprejuiciada y arrabalera. «Happy Halloween!!!«, gritó. Y a partir de ahí, ya desplegadas en escena para quedarse todas esas cualidades que han convertido a la cantautora irlandesa en todo un referente pese a su corta carrera: voz cavernosa, aires de pin-up, energía electrizante y una banda en la que se van colando trompetas, contrabajos, tambores… Lo suyo es un rockabilly con tintes swing y un toque gypsy que se antojaba banda sonora perfecta para la noche de los muertos.

 

Aparte de singles recordados del pasado, el repaso al nuevo disco fue exhaustivo, algo que en festivales no suele gustar mucho (léase la parte de esta crónica sobre Placebo). Pero con Imelda a nadie pareció importarle, porque este último puede ser uno de sus mejores álbumes: «Hellfire Club», «Gypsy In Me» y hasta el «It’s Good To Be Alive», de título muy apropiado para Halloween. «Todos vamos a morir pronto, así que disfrutad«, nos animaba ella. Y vaya si disfrutamos. Tanto, que se nos quedaron cortos, cortísimos, esos 50 minutos que le programó la organización y que ella bien podría haber alargado a un par de horas. Entrega, descaro, puesta en escena y repertorio no le faltan, desde luego que no. ¿Lo peor de su actuación? Que coincidiera, íntegramente, con la puesta en largo de Tania de Sousa (Zuloak, The Dispositives) en solitario. La ahijada de Fermin Muguruza apenas pudo reunir un puñado de personas frente al escenario Euskadi. Una pena, pero bueno, habrá más oportunidades de verla en directo presentando «Tania Tank».

 

thurston moore_bime2014_mickhabgood_bifmY si nos dio pena perdernos casi toda la actuación de de Sousa, ¡qué vamos a contarte sobre Thurston Moore! Entre que nos desdoblamos para asistir a otras citas y, a la vez, realizar entrevistas en el backstage, apenas pudimos disfrutar del directo del ex Sonic Youth, de plena actualidad por ese nuevo disco en solitario, «The Best Day», publicado solo unos días atrás. Como decimos, vimos un poquito, lo suficiente para quedarnos con los dientes largos y alejarnos del lugar a regañadientes. Eso sí, en camerinos nos esperaban Neil Hannon (encantador él) y el propio Moore, así que la pena se antojaba menor… hasta que el que fuera marido de Kim Gordon decidió que pasaba de atender a la prensa, dejándonos compuestos, sin concierto ni entrevista (¡Ay, la dura vida del plumilla festivalero, tan llena de sinsabores!)


Lo del canario Ale (exMojo Project) y la cordobesa Nita es digno de estudio. Fuel Fandango son una propuesta inclasificable, con todas las letras y no dicho a modo de manido tópico como en otros casos. Su absoluta falta de prejuicios hace que lo mismo puedan mezclar rock con destellos de guitarreo flamenco, que destaparse con unos dejes jondos cantados en inglés sobre bases electrónicas. Y sea donde sea, el efecto de su directo siempre es el mismo. La gente alucina y no puede evitar entregarse a esa locura iconoclasta. Anoche el Stage Teatro se quedaba pequeño para acogerlos (los de seguridad no sabían cómo acomodar en los -en esta cita más que prescindibles- asientos a todos los congregados en pasillos y zonas de acceso).

 

Para cuando la banda acometió su «Monkey» (uno de los grandes temas de su disco debut homónimo de 2011), no quedaba nadie sentado y las gradas parecían venirse abajo. Su música gana enteros y potencia en directo. Y, sobre todo, se beneficia del poderío de Nita, con su look pseudoflamenco versión siglo XXI (¡esos taconazos de lentejuelas rojas a lo Dorothy-Mago de Oz!) y sus movimientos de abanico, sus flores y su sombrero cordobés. El poderío visual del conjunto estético es infalible y absolutamente magnético.

 

fuel fandango_BIME_2014Fuel Fandango // Rhythm and Photos 


Cuando la cita llegaba a su final con una larga y bailonga versión de su «Always Searching» y el torbellino Nita se lucía con sus electroquejíos, no pudimos evitar acordarnos de Lola Flores. Sí, perdónennos los puristas del flamenco, los talibanes del indie y los Lolafloristas acérrimos, que seguramente a todos desagradará por igual lo que ahora viene… Pero, si la también desprejuiciada Lola Flores siguiera viva, ¿no podría estar haciendo algo parecido a lo que hacen Fuel Fandango? Recordemos que en los primeros 90 ella ya coqueteó hasta con el hip-hop. Ahí dejamos la reflexión, apostándonos un dedo a que, al menos, la Faraona seguro que hubiera colaborado ya con Ale y Nita.


Como una diva. Como la Señora (así, en mayúsculas) que es emergió en el escenario 1 Macy Gray, secundada por una virtuosa banda y ataviada con una vistosa boa azul de plumas para dar comienzo a algo más de una hora de recital de soul y rythm’n’blues con la que la de Ohio trató de conquistar a los asistentes, objetivo que alcanzó por momentos.


Gray centró buena parte de su actuación en presentar al público del BIME las canciones de su último trabajo, «The Way», un álbum en el que ahonda más en los preceptos del soul más clásico o, lo que es lo mismo, dejando un poco de lado los sonidos, en ocasiones, más cercanos al hip-hop por los que la cantante estadounidense más se ha destacado.


macy gray_BIME_2014Macy Gray // Rhythm and Photos


Pero, claro está, más allá de repasar someramente ese «The Way», Macy Gray conectó con la concurrencia gracias a temas como el sedoso «I Try» o la, por momentos, lisérgica y bluesera «Bang Bang». Pero, sin duda, uno de los momentos álgidos de la noche o de comunión con la audiencia (una audiencia más acostumbrada a los sonidos indie-pop-rock que a los ritmos negroides de Mrs. Gray) fue cuando la norteamericana se atrevió con un cover del «Creep» de Radiohead.


Mientras tanto, en el escenario 4 Anna Calvi dio un concierto muy superior al que recientemente vimos en el madrileño Dcode. Como nos confirmó unos minutos antes en la entrevista que mantuvimos con ella, su música ganaba en los espacios cerrados, no al aire libre y a pleno sol. Quedó demostrado en la populosa intimidad del anfiteatro barakaldés. Con un fantástico juego de luces, batería, teclados, percusiones y la guitarra de la siempre enigmática y distante (a la par que elegante) Calvi, se nos olvidó pronto que la cosa había arrancado con varios minutos de retraso debido a aparentes problemas técnicos. Todo sonó a la perfección, en una especie de carrusel de intensidades que, si bien por momentos podía parecer que iba a sumirnos en el hastío, rápidamente retomaba el pulso para llevarnos alto, muy alto. Parecía mentira que esa imponente mujer de taconazos y enorme chorro de voz fuese la misma que, nos había recibido en su camerino, cabizbaja y con una vocecilla casi inaudible. 


anna calvi_BIME_2014Anna Calvi // Stuart MacDonald


Cinco minutos después de finalizar la actuación de Gray, arrancó en el Stage 2 el concierto de Basement Jaxx. Como augurábamos, el espacio se quedó pequeño, por lo que muchísimo público tuvo que disfrutarlo desde una posición un tanto ladeada (a lo ancho, el recinto era enorme, por lo que las apreturas fueron menores), lo cual no fue óbice para que aquello se convirtiera en un megafiestón. Felix Buxton y Simon Ratcliffe no estuvieron solos, vaya, tampoco sobre las tablas, donde una completa banda les acompañó para dar cobertura a las inmensas vocalistas (curtidas en terrenos soul y góspel) que llevaron la voz cantante. Así, sus rompepistas (menores los de reciente factura, incuestionables los más antiguos -como «Romeo»-) sonaron mucho más orgánicos de lo que podía esperarse, demostrando (en tiempos de la EDM) que la música de baile también puede tener alma. Lástima que las nuevas generaciones no parezcan entenderlo del todo (poquito público teenager en BIME, por cierto), pero fue una gozada disfrutar de uno de los grupos icónicos de aquello que se llamó big beat a finales de los 90. Hasta algo de drum and bass hubo…


No se nos ocurre una figura mejor que la de Neil Hannon, esto es, que la de The Divine Comedy, para ser actor principal de ese Escenario Teatro para el que, en esta su segunda edición, BIME ha vuelto a aprovechar las butacas del Bizkaia Arena. Nada mejor que la capacidad dramática, escénica o teatral del cantante norirlandés para dar verdadero y auténtico sentido a esa apuesta por conciertos más sosegados y alejados de artificios efectistas.


publico BIME_2014


Y es que este tipo de tablas son el hábitat natural del señor Hannon. En el caso de ayer, se encargó de llenar el escenario acompañado de una banda de piano, batería y cello. Y todo ello sin guitarra. El crooner británico explicó, con su habitual flema, simpatía y sentido del humor, que un reciente accidente (hubo un momento en el que exagerando el dramatismo llegó a reírse ante la posibilidad de no volver a tocarla nunca más) le impedía hacerlo lo cual, si bien por momentos se acusó en algún pasaje, no restó ni un ápice de elegancia y emotividad a su propuesta.


Una propuesta, todo hay que decirlo, cuyo setlist se alejó de repetir los hits de sus últimos trabajos para centrarse en momentos (nuevamente) más teatrales o melodramáticos intercalando éxitos. Así, «A Lady Of a Certain Age», «Sunrise» o las más recientes (ojo, que su último disco salió en 2009) «Bang Goes The Knighthood» y «Have You Ever Been In Love» (tema en la que el bueno de Hannon aprovechó para fumarse un pitillo) fueron atrapando a un respetable que, claro está, tuvo la oportunidad de desmelenarse y de levantarse de sus butacas con himnos como «Generation Sex» o de echar a volar con el fantástico cierre que fue «Tonight We Fly», con el público en pie vitoreando al mayor dandy del britpop (con permiso de Jarvis Cocker).


Y TURNO PARA LOS CABEZAS DE CARTEL: PLACEBO

Muy cabreada. Así acabó bastante gente tras el concierto de Placebo. El ambiente se iba caldendo por momentos al ver que los minutos de concierto se nos escapaban entre las manos como granos de arena mientras el trío se entregaba a su más reciente (y menos apreciado) lanzamiento, «Loud Like Love» (2013). «¿Es que no van a cantar ninguna de las antiguas?«, «¡Pero de qué van!«, «Me están faltando un montón de temas en este repertorio«, se escuchaba entre el murmullo generalizado. Y es que no parece de recibo que, habiendo pasado ya un año de aquel disco, estando en un festival donde vas a tocar poco más de una hora y celebrando en este 2014 sus dos décadas de carrera, los de Brian Molko hicieran ayer un concierto concebido únicamente para promocionar el mencionado álbum. De acuerdo, este sigue siendo su «Loud Like Love Tour» (y a su setlist se ciñeron), pero la gente esperaba algo más en esta cita.


placebo stefan_BIME_2014El comienzo fue engañoso. Antes de que Brian, Stefan (en la foto izquierda, de Rhythm and Photos) y Steve salieran a escena, sonaba de fondo una versión de «Pure Morning» que no hacía presagiar lo que iba a pasar. Tampoco nos hicieron sospechar los primeros temas: «B3» (del EP homónimo de 2012), «For What It’s Worth» (el single adelanto de su anterior álbum, «Battle For The Sun», 2009) y su clásico «Every You Every Me». Pero hasta ahí. «Loud Like Love», «Scene Of The Crime», «A Million Little Pieces», «Too Many Friends», «Rob A Bank»… Vale, sí, dijeron que habían venido a cantar «al poder del amor» y este disco es una obra conceptual sobre sus diferentes fases y estadios, pero… ¿No son conscientes de que es su disco más plano y monocorde? ¿Nadie les ha dicho que es el que menos han apreciado sus seguidores? ¿No son conscientes de que tienen canciones suficientes como para poner patas arriba un festival? Parece que no.


La ejecución de los nuevos temas fue precisa, el sonido, cristalino, y la voz de Molko, de 10 como siempre. En eso no cabe reproche alguno. Pero ellos parecían más oficinistas o funcionarios de la música que artistas apasionados (mención aparte para el siempre entregado Steve a las baquetas). Y esa aparente displicencia solo contribuía a alejarnos a todos más aún de un concierto frío, muy frío.


A menos de media hora del final y con un mosqueo coral ya sobrevolando todo el BEC!, optaron por ser indulgentes y nos quisieron regalar unas migajas que ya pocos quería recoger. Temas como «Meds», «Song To Say Goodbye», «Special K», «The Bitter End» y hasta el «Running Up That Hill» de Kate Bush que han hecho propio. Sin embargo, según iban llegando los ansiados hits, se iba esfumando la brillantez en la ejecución. Acometieron versiones atropelladas y sin gancho que solo servían para levantar un ápice un listón que estaba anoche muy muy bajo. El final, como casi siempre, con el «Infra Red», al grito de «Someone call the ambulance, there’s gonna be an accident«. Y a juzgar por el sentir general, hubiera podido haber un accidente colectivo visto el grado de insatisfacción que Placebo dejaba en la mayoría de la audiencia. Menos mal que se nos pasó el cabreo pegando botes con FM Belfast, que si no…

 

BIME Live 2014: Crónica y fotos del sábado, 1 de noviembre (The National, The Kooks, Mogwai, La Roux…)

 

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