Superchunk, Foals, Kendrick Lamar, Cut Copy, The Dismemberment Plan, Cloud Nothings, Ty Segall, Earl Sweatshirt, Godspeed You! Black Emperor, Caetano Veloso, Volcano Choir u Ohios también actuaron en la tercera y última jornada del festival. Textos e imágenes de Luis Benavides, Jodeba Vegas y Aitor de Haro
El Primavera Sound es un escaparate brutal, y para bandas como Ohios es una muy buena oportunidad para darse a conocer. En su debut, «Faceless», auspiciado por el sello catalán Famèlic Records, estrujan sus guitarras con unas melodías noventeras con una precoz claridad de ideas. En directo también. Fueron los primeros en pisar el escenario Sony Club en la tercera y última jornada, y con temas tan deliciosos como «Aunt», «Lawful Desilusion» y «Dead Man» no importaba mojarse un poquito con la lluvia, escasa este sábado (a diferencia de la jornada anterior).
Salió el sol con el powerpop de Superchunk, una banda de cuarentones con un loable espíritu veinteañero. Y es que derrocharon ilusión en la presentación de su último trabajo, «I Hate Music» (Merge, 2013). No dejaron de moverse por el escenario y brincar como unos chavales. Sus nuevos temas, «Trees of Barcelona», «Void» y la tranquila «Out of the Sun», dan mucho juego en directo y se notaba que tenían ganas de tocar en nuestro país. Tampoco faltaron en su setlist piezas seminales como «Slack Motherfucker», de su homónimo debut (1990), o el coreadísimo «Hello Hawk» del «Come Pick me Out» (Merge, 1999). Los de Chapel Hill están en un estado de forma alucinante.
Llegamos al escenario Pitchfork y no vemos gorras de lado, ni cadenas ni pantalones anchos. Pero estábamos en el sitio correcto. Era el turno del hip hop más urbano. El show empezó con el dj calentando al respetable con unas bases muy gordas, y con el ambiente propicio saltó el joven rapero Earl Sweatshirt, autor de «Doris» (Tan Cressida/Columbia, 2013) para poner patas abajo el escenario con su profundo flow.
Unos temas del rapero y nos vamos al reencuentro con Justin Vernon (a quien ya vimos un día antes junto a The National), un tipo que nos tiene el corazón robado con sus Bon Iver pero que ahora parece centrado en sus Volcano Choir. Y su actuación empezó con «Tiderays», el primer corte de su segundo y último trabajo hasta la fecha «Repave» (Jagjaguwar, 2013). Un órgano, una guitarra acústica delicada y su voz. La voz. Y no deja de ser curioso que se dirigiera a nosotros su guitarrista, no Vernon, para expresar su satisfacción por tocar en la ciudad condal. Quizás es una señal. Volcano Choir es una banda en toda regla y no un proyecto del siempre genial Vernon. Una lástima porque joyas espeluznantes como «Byegone» y «Comrade», o la nueva «The Agreement», con mil detalles y dinámicas, perdieron buena parte de su efecto en el formato festival por falta de volumen y recogimiento. Cruzaremos los dedos para que vuelvan pronto. Y si es a cubierto, mejor.
Desde Washington D.C. llegaban The Dismemberment Plan con el celebradísimo «Uncanney Valley» (Partisan, 2013), su regreso después de casi 14 años de silencio. Si te gustan Minus the Bear o Death Cab for Cutie y los descubriste por primera vez en el escenario Pitchfork, algo nos dice que podrían ser tu nueva banda favorita. Frescos e imaginativos, con bases bailables, guitarras afiladas y un bajo grueso, este cachondo cuarteto sigue sonando rompedor. Concentraron una buena legión de viejos seguidores, entregados desde el minuto cero. Dedicaron el tema «Daddy Was a Real Good Dancer» a Caetano Veloso, quien el mismo día había tocado en el escenario Ray Ban, y con «No One’s Saying Nothing», «Invisible», «Waiting» y «Mexico City Christmas» quemamos zapatilla. ¡Qué bailes!
No cabía un alfiler frente al escenario Vice para ver a los norteamericanos Cloud Nothings con su último largo, «Here and Nowhere Else» (Carpark Records, 2014), y es que se les tenía muchas ganas. La primera sorpresa fue al verles en formato power trío. Los de Ohio en directo son mucho más crudos y directos, en la línea de su último álbum, que tocaron prácticamente de cabo a rabo. «Quieter Today», «Psychic Trauma», «Now Hear In»… Pero tampoco dejaron en el tintero las piezas viejas que mejor encajan en este rumbo mucho más punk rock. Es el caso de «Fall In» o «Stay Useless», por ejemplo. Remataron su actuación con grandes dosis de electricidad y ruido, y nos dejaron exhaustos. Eso sí, al terminar su show, apenas la mitad del público inicial permanecía allí.
Mogwai volvían al Primavera. Su relación con Barcelona viene de lejos. Si la última vez que tocaron en el festival el batería lucía una camiseta del Barça, esta vez nos guiñaron el ojo con una senyera catalana encima de los amplis. Afortunadamente, cabe decir, no se centraron en su último y algo lineal «Rave Tapes» (Rock Action, 2014). Y es que su repertorio para los directos clásicos ya nos va bien, tampoco esperamos grandes cambios. Con los temas de sus antológicos «Rock Action» (2001), «Mr Beast» (2006) y algo de «The Hawk is Howling» (2008) ya nos tienen entregados. Nunca fallan.
Lo de Mogwai fue el mejor broche posible a esa dupla post-rock completada por Godspeed You! Black Emperor, quienes habían actuado justo antes en ese mismo escenario ATP. Los canadienses, menos abrasivos que sus primos escoceses, llegaron a sumirnos en mantras de un par de siglos de duración. Su propuesta, de tan largos desarrollos, no es precisamente la más festivalera posible (en el sentido más lúdico del término) pero todo aquel que se dejó llevar pudo hacer honor al título de su último LP, «Allelujah! Don’t Bend! Ascend!», y levitar un par de metros sobre el suelo del Fòrum.
Nos consta que fueron bastantes los que se quedaron con las ganas de Mogwai al decantarse por Nine Inch Nails, otros que hacen de la oscuridad su razón de ser, aunque de un modo bien diferente. Trent Reznor y compañía, quienes acercaron al Parc del Fòrum a unos cuantos miles de personas con entrada de día (y no con abono), mostraron su vertiente más electrónica, la más actual, no la más metalera de otros tiempos, aunque también, ya que NIN fueron alternando clásicos y temas recientes. La suya era una propuesta que, para algunos, no terminaba de encajar en un evento como Primavera Sound (cada vez más abierto estilísiticamente, por otro lado), pero la icónica banda de rock industrial ejerció de inequívoco cabeza de cartel, reclutando para la causa a muchísimo público y ofreciendo uno de los bolos del festival. El cierre con «The Hand That Feeds», «Head Like a Hole» y «Hurt» fue de lo mejor del fin de semana.
NIN terminaron su show en el escenario Sony a eso de las 2 de la mañana, media horita después del inicio de Ty Segall en el Pitchfork, donde descargaron vatios a tutiplén. De «Sleeper» (Drag City, 2013), su último trabajo, se ha dicho que mezcla los legados de The Sonics y los Stooges. Y no podrían describrirlo mejor. Si tenemos que quedarnos con dos momentazos, «You’re the Doctor»y «Thank God for the Sinners». Sonaron a gloria bendita a tope de fuzz.
El escenario Heineken, donde un par de horas antes Kendrick Lamar había dejado bien alta la cota hip hop de este año, se cerró con Foals, quienes arrancaron algo después de las 2AM. Yannis Philippakis aguantó sin cantar cosa de 10 minutos, lo que duró la fantástica intro instrumental con la que comenzaron los de Oxford. Eso sí, un par de temas después, aquello ya estaba convertido en un inmenso karaoke, con miles de fans entonando eso de «You don’t have my number, We don’t need each other now» que Foals repiten en «My Number».
Nos costó irnos de Foals, con lo fuertes que habían empezado los ingleses, pero eran ya casi las 3 de la mañana y había ganas de baile. ¡Y vaya que si bailamos! La de Chromeo fue una de las actuaciones más divertidas que uno recuerda de un Primavera Sound, enloqueciendo a todo aquel situado frente al escenario Ray-Ban, no solo a nivel de pista sino también de gradas, donde pocos aguantaron sentados. David Macklovitch y Patrick Gemayel, situados tras los teclados con piernas de mujer que popularizaron gracias a la portada de «Fancy Footwork» (Vice, 2007) nos hicieron sudar la gota gorda (y eso que no, tampoco la noche del sábado fue precisamente calurosa) a base de disco, funk mutante y electropop. Una gozada.
Todo lo que siguió a continuación, ya hasta que se hizo de día, fue un no parar de bailar. Primero con los australianos Cut Copy, quienes dejaron patente que «Free Your Mind» (Modular, 2013) ha sido injustamente ninguneado, si bien fueron los temas antiguos («Lights & Music», «Need You Now», «Take Me Over»…) los que hicieron gastar más zapatilla. DJ Coco también le dio bastante al pop electrónico, como le dio al indie rock o al metal clásico, pues juraríamos que cerró su sesión con el «Breaking The Law» de Judas Priest y el «Don’t Stop Believing» de Journey. Pero tampoco nos hagáis mucho caso, que eran las 6 y pico… ¡y las mañanas nos confunden!
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