Si el primer fin de semana de agosto tienes previsto ir al festival cántabro, aquí tienes una docena de ideas para que, además de la música programada (Bunbury, IZAL, Love Of Lesbian…), saques el máximo partido a tu paso por la capital de Cantabria (y alrededores)
¿Todo listo para vivir Santander Music 2016? No. Aún no te has leído esta guía con la que bi fm te descubre 12 propuestas en la capital cántabra (y alrededores) que no debes perderte y que (apostamos) te van a entusiasmar tanto como a nosotros. Porque además de la programación propia del festival (los conciertos en el recinto, del 4 al 6 de agosto, con Bunbury -CANCELADO por faringitis-, IZAL, Love Of Lesbian, Hinds, La M.O.D.A., Fuel Fandango…, las Vermú Sessions a mediodía en el centro, los djs junto a la playa del Camello, los cursos de surf, SUP, skate…), Santander tiene muchos planes que ofrecer. Desde nuevas infraestructuras públicas como la Explanada de Gamazo hasta clásicos como los pingüinos del Palacio de la Magdalena, pasando por pequeños secretos que seguro te van a sorprender: un teatro clandestino, un mercadillo rural de lo más chic, una ginebra propia… ¿Lo descubrimos? Lee, lee…
1. Los pingüinos
Porque, sí, hay pingüinos en cautividad en plena ciudad, en la Península de La Magdalena (donde precisamente se ubica el recinto festivalero de Santander Music). Así que no te pierdas (de día o ya el domingo, que durante los conciertos está cerrado el acceso al resto de instalaciones) estos graciosos (de puro patosos) animalicos que, tres décadas después de la apertura del minizoo urbano, aún parecen seguir preguntándose qué hacen ellos ahí, sufriendo ese clima tan poco helado (sus excompañeros los osos polares fueron trasladados hace tiempo a «un entorno más adecuado«, dicen fuentes oficiales, aunque las malas lenguas mantienen que perecieron). Las que aguantan también todavía son las focas y leones marinos. Por cierto, si eres de los criados en los 80, te hará ilusión hacerte un selfie junto a la estatua del mítico Félix Rodríguez de la Fuente que también hay en la misma Península (sí, un defensor de los animales junto a pingüinos cautivos y destemplados; en fin).
2. El Faro de Cabo Mayor y el peculiar bar al lado
A solo 15 minutos en coche del recinto festivalero (o a algo menos de una hora dando un paseo en el que recorrerás todas –literalmente- las playas de la ciudad), está este faro desde el que se divisa Cantabria en toda su plenitud. Desde el mar de frente hasta el litoral santanderino al este (en la foto principal de este artículo, la playa de Mataleñas, a solo 700 m. del faro) pasando por los Picos de Europa al oeste. Increíble. Aunque más increíble aún es el chiringuito homónimo (El Faro) que hay allí. Tras El Valle de los Caídos, jamás vimos tamaño homenaje al franquismo. Como lo lees. Un verdadero museo «de merchandising de la dictadura», como lo describe una usuaria en Trip Advisor. Y eso que desde hace años (sea por la Ley de Memoria Histórica, sea por el fallecimiento de quien lo inauguró hace ahora 7 décadas –Vicente Camus aka Vicente «el legionario»-), sus instalaciones lucen mucho menos sobrecargadas de memorabilia escalofriante. Ni qué decir tiene que no hay por qué consumir nada dentro (por aquello de proceder con tus actos de consumo en coherencia con tus ideales). A unos pasos tienes El Barco, El Camping o El Hipódromo, donde, encantados, te servirán un vino cuya botella no tenga la efigie del dictador (fíjate bien en la foto superior, de Amalia D. -Trip Advisor-).
3. Exposición «Días de vinilo»
Hasta el 18 de septiembre, tres plantas del Museo de Arte Moderno y Contemporáneo de Santander y Cantabria (MAS; Calle Rubio, 6) acogen una muestra que indaga en la relación entre música y arte/diseño contemporáneo. Se exhiben 1.500 piezas, tanto nacionales como internacionales, entre discos, libros, pósters, fotografías, fanzines… Desde la considerada primera portada de la historia (creada en 1940 por el neoyorkino Alex Steinweiss, quien inventara el concepto, pues hasta entonces los discos venían todos en fundas blancas de papel de estraza) hasta las colaboraciones de Picasso, Miró, Warhol o Banksy con músicos coetáneos. www.museosantandermas.es
4. El Principal
No te vamos a poder decir dónde está esta recomendación. Más que nada, porque (supuestamente) nadie lo sabe. Se trata de una sala teatral «clandestina» (en el sentido de que es secreta, no porque no tenga permisos, no sean malpensados), cuyo escenario son las habitaciones de una vivienda del centro de Santander. Allí se llevan a cabo cada fin de semana (para un pequeño grupo de espectadores) representaciones teatrales. ¡Esto sí es teatro de proximidad! Para acceder, dos condiciones, llamar a El Principal para reservar entrada (606 897 950) y comprometerse a no revelar su ubicación.
5. Un gin tonic de Siderit
Vale ya de ginebras británicas, holandesas o francesas. Hay opciones en el «mundo copazo» más allá de la obviedad. Y si estás en Cantabria, lo lógico es que el gin-tonic te lo pidas de Siderit. Practica con nosotros: Si-de-rit. Si lo dices bien, los locales te tomarán por uno de ellos. La produce en exclusiva una pequeña destilería de Torrelavega, su principal botánico es el té de roca silvestre de Picos de Europa (o sideritis hyssopifolia) y va de muerte con un twist de naranja y un palo de canela dentro de la copa. Es fácil encontrarlo embotellado en licorerías o supermercados y en la carta de copas de cualquier bar. Si no te va la ginebra, puedes optar por el vodka de la misma firma (Siderit Lactée) destilado ¡¡de la leche!! (leche cántabra, claro) en vez de de la patata, el trigo u otros vegetales o cereales como es habitual.
6. Mercadillo El Chic Pop-Up
A solo 40 minutos en coche de Santander (entre Santillana del Mar y Comillas –seguro que no hay nada que podamos decirte de estos municipios que no se haya contado ya; hay que ir a verlos y punto–), está el pueblecito de Ruiloba. El mismo fin de semana del Santander Music acoge El Chic Pop Up, un mercado itinerante (ya ha pasado por Santander y Donostia) que contará en esta ocasión con 70 expositores venidos de toda España entre moda, zapatos, bisutería, gourmet, infantil, decoración… Abren ininterrumpidamente de 11 a 21h. tanto el sábado 6 de agosto como el domingo 7, por lo que, aunque la noche se te alargue en el festival, puedes pasarte el domingo por la tarde.
7. Un helado de Regma
Si en tu visita al Santander Music te topas con alguna cola interminable, lo has encontrado. Estás ante uno de los despachos de helados de Regma. Seguro. No sabemos si son los mejores, ni si son los más ricos (para nosotros, no), pero lo que está claro es que son los más grandes y los más demandados de Cantabria. La carta de sabores es escueta y clásica (que si fresa, que si limón, que si chocolate…), pero nadie puede competir con las megabolazas que sirven en Regma. Desde aquí el desafío, ¿a que no te terminas el tuyo sin que chorree al derretirse? Hay varios puntos de venta por toda la ciudad, pero tienes uno a escasos 800 metros de la entrada del festival, en la Plaza Italia (en pleno mirador sobre la playa).
8. Sobaos El Macho
Porque ningún artículo sobre Cantabria puede estar completo sin la preceptiva alusión a los sobaos, ¿no? Pero como en bi fm somos de buen comer, nuestra recomendación está más que fundada (que hemos catado bien de dulce pasiego). Los del obrador El Macho son para nosotros los más sabrosos y, aunque está en Selaya, en las Pastelerías Gómez de Santander los venden (sí, vale, en cualquier súper de Euskadi también, pero solo los envasados). En los 7 locales de Gómez repartidos por Santander los tienes a granel y recién salidos del horno. Y la experiencia gustativa no tiene nada que ver. ¿Nuestra recomendación? El «supergrande», ese que pesa medio kilo (frente a los 160 gr. de los convencionales). Porque lo más jugoso del sobao es el centro, y cuanto más grande, más meollo. Mmmm…
9. El pescado fresco y las vistas de El Cazurro
Nada que ver con el nombre («tosco«, «zafio«, según la R.A.E.). Un local sencillo en Liencres (a 20 minutos en coche del centro de Santander) con unos ventanales justo al pie del acantilado de la Arnía y frente al mar que te quitarán el sentido. Como su pescado salvaje de la zona, fresco-fresco (ya ves en la foto el «lubinón» de 6 kg. que sirvieron hace unos meses). Un consejo, reserva antes de ir (942 578 524) y pide mesa con vistas. Y, por cierto, si vuelves a Cantabria ya a partir de septiembre, acércate un jueves a cenar, que tienen una interesantísima agenda de conciertos (soul, trip-hop, rock, blues… ¡y hasta chanson française!). Barrio la Arnía, s/n (Liencres).
10. Unas copas de Alda Selección
Se dice que este blanco deliciosamente dulce (damos fe) es un «vino de autor cántabro», ya que lo elabora la bodega catalana Sumarroca (D.O. Penedès) con uva autóctona xarel·lo, pero en exclusiva para El Serbal (Santander) y El Nuevo Molino (Puente Arce), ambos cántabros y ambos con estrella Michelín. Como estos restaurantes comparten socios con el local Querida Margarita (Calle Andrés del Río, 7; Santander), puedes probar el Alda Selección sin tener que desembolsar lo que vale un menú estrellado.
11. Pasear en bici hasta la Explanada de Gamazo
Vale, sí, esta es «la ciudad de las cuestas» y quizá el pedaleo se te puede atragantar en algún tramo. Pero, con el servicio municipal TusBic, puedes pillar la bici junto al Santander Music y dejarla en la Plaza San Martín (trayecto llano y cuesta abajo). Llegarás justo a la Explanada de Gamazo, antaño ocupada por la industria naviera (allí está el dique del mismo nombre) y ahora un flamante, inmeso y supercool parque al borde del mar. Más de 11.000 metros cuadrados de los que gran parte es cesped ¡que está permitido pisar! El resto, áreas de juegos infantiles, un solarium con tumbonas de madera, una playa sin arena, árboles, plantas aromáticas… y, claro, grandiosas vistas de la bahía. Y, anota, para coger tu bici no es necesario estar empadronado ni hacer gestiones. Solo acércate a un terminal y pilla tu abono de corta duración (2,08 € la primera hora y 0,63 € las adicionales). Hay estaciones por toda la ciudad y en la web puedes consultar las bicis disponibles en cada una en todo momento.
12. Unos pinchos en Casa Lita
Un clásico, y de fama justificada tras 13 años abiertos y gracias a sus más de 300 propuestas de bocado. Así lo atestigua también que, ahora mismo, Casa Lita esté en el sexto puesto en valoración popular en Trip Advisor (de entre los 500 locales indexados de Santander). A los fogones, ideando pinchos, está Joseba Guijarro, que sonará a los foodies ya que, bajo su batuta, el restaurante San Román de Escalante recibió en su día una estrella Michelín. Casa Lita (Paseo Pereda, 37) se autodenomina «La Cocina del pincho en Santander«, así que poco más que añadir. Bueno, sí, que siempre está lleno, que no se puede reservar, que no sirven en mesa y que el precio medio por pincho es 2,5 €. Y a pesar de esos peajes, merece la pena.
*Por cierto, si quieres tu app oficial de Santander (con toda la información turística básica y plano incluido), la puedes descargar gratuitamente tanto para iPhone como para Android.
*Más información de Santander Music 2016 en nuestra sección de Festivales y en www.santandermusic.es