El trío logró «pasar con sobresaliente la prueba que se había autoimpuesto: triunfar ante un Bizkaia Arena abarrotado por 10.000 personas». Es el veredicto de nuestro redactor Abel Amutxategi a las tres horas de concierto que la banda de Lekunberri se marcó el sábado. A su reseña le unimos las fotos de Dena Flows
En el BEC! de Barakaldo se respiraba el ambiente de las grandes ocasiones. Las más de 10.000 almas que se reunieron allí sabían que sería un día especial y llegaron con tiempo. Tanto, que la entrada quedó colapsada y para cuando llegamos a la zona de gradas, los suecos The Baboon Show estaban atacando ya «Radio Rebelde», la canción que da título a su último disco, editado en este mismo 2018.
The Baboon Show es un cuarteto que practica un enérgico punk combativo. Después de haber convertido el Kafe Antzokia de Bilbao en una olla a presión el pasado día 10, demostraron que saben desenvolverse con igual pericia en los escenarios grandes. Se atrevieron a cantar en castellano en «Playing with fire», se acordaron de los jóvenes de Altsasu en su «You have a problem without knowing it» y nos ofrecieron imágenes tan icónicas como la de Cecilia, su cantante, saltando desde lo alto de la batería con su tatuaje de ‘Girls to the front’. En definitiva, un gran grupo que espero que no os perdáis la próxima vez que pisen estas tierras.
Pero las cosas como son: la gente que llenaba el Bizkaia Arena del BEC! había ido a ver a Berri Txarrak y la expectación era mucha. El trío de Lekunberri se presentaba con un espectáculo muy diferente de los que acostumbran: con dos pantallas para que nadie perdiera detalle de lo que sucedía en el escenario, un renovado juego de iluminación… Pero no adelantemos nada, porque las sorpresas fueron muchas y variadas.
El concierto empezó con «Dardararen bat», seguida de la enérgica «Zuri». Una tras otra, cayeron todas las canciones de «Infrasoinuak» (2017). Y es que, a pesar de que Berri Txarrak hayan llegado al BEC gracias a una trabajada carrera de más de dos décadas, éste nunca ha sido un grupo que mire hacia el pasado. «Beude» sirvió de sentido homenaje a todos esos pequeños locales que forjan día a día la cultura vasca, «Hozkia» y «Sed Lex» fueron sendos estallidos de furia que agitaron a la multitud y «Katedral bat», especialmente coreada por el público, los acercó a ese arena rock para el que tan dotados están.
Una vez terminado este primer set de cuarenta minutos, la configuración del escenario cambió y se redujo para crear una cierta sensación de intimidad. Así, sentados y con luces estáticas, Berri Txarrak acometió un repertorio semiacústico en formato de quinteto. Al trío lo acompañaron Martí Perarnau (del grupo Mucho) al teclado y Arkaitz Miner (miembro habitual de los Mugalariak de Ruper Ordorika entre otros) a la viola y a la mandolina. Los arreglos arrojaron luces nuevas sobre canciones como «Helduleku guztiak» o «Aspaldian utzitako zelda», haciéndolas ganar muchos enteros. El set terminó con una versión muy personal del «Awake» de Arcade Fire que, a pesar de lo coreable, pasó bastante desapercibida para el público presente.
Después de la calma, estaba claro que tenía que llegar otra vez la tormenta. El tercer set de la noche devolvió la electricidad al Bizkaia Arena con un «Ikasten» en el que el público se entregó de principio a fin. «Jaio. Musika. Hil», «Libre ©», «Lemak, aingurak»… Los hits fueron cayendo uno tras otro en una comunión absoluta entre el trío y el público. Tras una increíble «Jainko ateoa», el grupo tuvo un recuerdo para todas esas personas que los siguen desde sus comienzos: esos que la noche del pasado sábado tuvieron que dejar a sus hijos con los abuelos para poder ir al concierto. También agradeció su esfuerzo, precisamente, a esos abuelos y, sobre todo, a los abuelos que se habían manifestado aquella misma tarde en Bilbao para defender sus pensiones.
Para cuando sonó el arpegio inicial de «Zertarako amestu», lo que se vivía en el BEC! ya no era un concierto. Era una ceremonia en la que Gorka, David y Galder se entregaban a unos fieles que les devolvían esa entrega multiplicada por 10.000. Luego llegaron «Biziraun», «Denak ez du balio», «Bueltatzen» y un «Bigarren eskuko amets» que terminó con todo el aforo dando palmas al ritmo de la música.
El grupo se retiró, pero pronto volvió Gorka para interpretar «Maravillas» en solitario acompañado por su guitarra acústica a modo de bis. Dedicó la canción a Marielle Franco, la activista brasileña asesinada el pasado 15 de marzo, y pidió al público que encendiera las luces de sus teléfonos móviles durante la canción a modo de homenaje. «Oreka» y «Oihu» fueron la encargadas de terminar de poner el BEC! patas arriba, mientras Gorka se despedía con un significativo mantra: “Infrasoinuak gara, baina entzuten gaituzte”.
Y es que, después de tres horas justas de concierto, Berri Txarrak lograron pasar con sobresaliente la prueba a la que ellos mismos se habían sometido y triunfar ante los 10.000 seguidores que abarrotaban el Bizkaia Arena de Barakaldo. Gracias al duro trabajo, Berri Txarrak ha dejado de ser un simple grupo para convertirse en un fenómeno transversal que aglutina a un público tan variado como entregado. Dicho con otras palabras: es el grupo euskaldun que ha logrado llegar más lejos hasta el momento, y lo mejor de todo es que su proyección no tiene límites ahora mismo. ¡Que sigan así durante muchos años!