No ha estado mal el año, pero, antes de hacer acopio de lo mejor de 2019 (en breve, nuestra lista de pelis favoritas), destacamos cuatro cintas que demuestran que el cine puede ser de consumo sin insultar la inteligencia del espectador. Sí, también en Navidad: «Los miserables», «La hija de un ladrón», «La Odisea de los giles» y «Puñales por la espalda».
Diciembre. Época de recapitulaciones y arrepentimientos. De esta década no pasa. En enero aprendo inglés desde el gimnasio mientras abandono la bollería industrial. Ya.
En lo cinematográfico, pues no ha estado mal el año, oye, aunque claro, no lo hemos visto todo (en 107 cintas nos hemos quedado). Ha habido joyas de festival («El silencio es un cuerpo que cae» en Zinegoak o «Drapped by Concrete» en el FANT), secuelas animadas manteniendo el tipo («Toy Story 4»), cine de allá («Parásitos»), de acá («Ventajas de viajar en tren») o de muy acá («El hoyo»), con historias que nos han atrapado, hipnotizado y conmovido. De eso iba el invento de los Lumiere, ¿verdad? Pues objetivo cumplido.
Miraba el otro día la cartelera de los Multis bilbaínos y sentía algo raro y reconfortante: el 80% de lo exhibido resultaba recomendable.
Pero no se apure, la Navidad llega y con ella los piratas del cine basura con las bodegas llenas de títulos intrascendentes, remakes, dibujos ñoños y comedias románticas. Telecinco ya ha mandado como avanzadilla «Si yo fuera rico». Chuck Norris, Michael Paré y Steven Seagal se carcajean desde el infierno.
No desesperen. Si aprietan el paso, aún llegarán a ver películas que merecen la pena. Cine comercial del bueno, comedia cálida y relato social áspero y sincero. Empecemos por esto último. El público comprometido siempre tiene algo más importante que hacer (lean prestos y así tendrán tiempo de llegar a la mani).
Desde Francia y preseleccionada para los Oscar nos llega «Los miserables», el día a día de la policía en los extrarradios de París. Imaginen: como estar desnudo y untado en miel junto a un nido de termitas. Abrasiva, violenta y creíble, su director ha vivido varios años en el barrio en el que se desarrolla la acción. Esta en la estela de «El odio», «Polisse» y peliculones del estilo. Avisados quedan.
Si a una película de Ken Loach le quitamos la moralina y a una de los Dardenne la chapa, nos quedaría algo parecido a «La hija de un ladrón», en la que Greta y Eduard Fernández interpretan a una hija y un padre viviendo una relación más que tóxica. El gran mérito de la cinta y de su debutante, Belén Funes, es la facilidad (aparente) con la que logra capturar una historia que supura verdad. De lo mejor del cine español en 2019.
Por último,un par de títulos para pasarlo bien sin por ello sentirse culpable. La argentina «La Odisea de los giles» ilustra las andanzas de un grupo de perdedores que un día decide hacerle frente al corralito y sus alimañas. Vale, nada nuevo bajo el sol, pero es que dicho grupo está liderado por Luis Brandoni y Ricardo Darín, dos de esos actores capaces de venderte arena en el Sáhara. Si bien es verdad que uno echa en falta más filo, más mala baba en una comedia que habla de venganza, queda claro desde el minuto uno que estamos frente a un producto amable que pretende entretener durante ciento veinte minutos. Así que se nos ocurren pocos peros para una comedia que funciona y tiene a Darín dentro, la verdad.
Curiosamente el vitriolo es la gasolina que alimenta el motor de la película con la que cerramos el año. «Se ha escrito un crimen», Poirot, el Cluedo, «Diez negritos»… las referencias se agolpan cuando uno ve «Puñales por la espalda», un juguete resultón, con un reparto espectacular y un diseño de producción (¡qué maravilla de mansión!) al que el director de «Brick» exprime hasta la última gota en cada plano.
https://www.youtube.com/watch?v=HA7DVsvOzw8
Misterio, comedia, «whodunnit» y un juego de espejos que va de «La huella» a «La soga» con gracia, efervescencia y cinefilia. La demostración de que el cine puede ser de consumo sin insultar la inteligencia del espectador. ¡Bravo!
Suerte con eso de la Navidad. Si nadie lo remedia, nos leemos en 2020. Les pido perdón.