Hablamos con la directora del festival de cine documental musical que arranca hoy en Donostia. Una cita marcada por la pandemia y por su apuesta por el cine desprejuiciado con toques de autor
El festival de cine documental musical Dock of The Bay nunca lo ha tenido fácil. Primero, por abordar un género muy concreto que en un principio no estaría dirigido a las grandes masas y necesita de la colaboración del sector melómano. También porque en la ciudad del Zinemaldia y la Semana de Terror, conocida por sus poderosos certámenes cinematográficos, corre el riesgo de quedar eclipsado y que el público y las instituciones no le presten la atención que se merece.
La edición número 14 que se inicia hoy, 7 de junio, pone a prueba su fortaleza en un escenario insólito -la pandemia ha provocado un baile de fechas, trasladándose de enero a mediados de año-, con un aforo reducido al 50%, sin la posibilidad de celebrar sus animados eventos nocturnos, pero en la que la organización confía ciegamente en la selección de las películas, más allá de estilos musicales y con un notable toque de autor. Al final, la miga en un festival de cine se encuentra en sus películas, también en el Dock, apelativo cariñoso con el que se conoce el certamen donostiarra.
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«Es verdad que no va a haber fiestas, pero será una edición muy parecida a la de las veces anteriores, con un total de 23 películas cuando el año pasado tuvimos 26. El perfil no es más bajo», explica su directora y alma mater, Eva Rivera, que subraya el valor intrínseco de la programación tanto de la competición oficial como de la de fuera de competición, Perfect Day, que aglutina a una selección de destacadas películas internacionales. «Queremos que el espectador se acerque sin prejuicios al cine, al margen de las preferencias musicales que cada uno pueda tener. La música puede sumar, pero no deja de ser cine. Y cuando vas a un festival lo que en el fondo quieres es que te guste la película».
No parece casualidad que «Sisters With Transistors» (cines Trueba, 20:30 horas) sea la encargada de inaugurar hoy el Festival tras un recorrido exitoso que incluye al In-Edit de Barcelona, una especie de hermano mayor del Dock of the Bay. El documental cuenta con la voz narradora de Laurie Anderson y saca a la luz a las anónimas mujeres pioneras de la electrónica y el kraut en los laboratorios de la BBC en los años 40. Otras proyecciones que a priori están llamadas a dejar huella son «Stop!», una comedia sobre el grupo indie barcelonés Doble Pletina; una nueva mirada alternativa que alumbra al creador del afrobeat, Fela Kuti («My friend Fela»); la invitación a sumergirnos en el último disco de Rafael Berrio en «Escuchando Niño Futuro»; y la gran fiesta de música afroamericana de «Summer of love» que se celebró en Harlem en 1969.
Para llegar hasta aquí y poder consolidarse en la programación cultural de San Sebastián, el Dock ha tenido que sortear no pocos obstáculos. En 2013 se vio abocado a organizar un crowdfunding para poder sobrevivir y la financiación ha sido muchas veces un quebradero de cabeza para sus responsables. Como en la historia de David y Goliat, la conocida batalla bíblica del pequeño frente al grande, ha demostrado que se puede salir con vida aunque tengas todas las papeletas de acabar perdiendo. Esta vez se ha cruzado en su camino la crisis del COVID, que ha obligado a cancelar a muchos festivales o como mucho a celebrarlos online, caso del último In-Edit.
«Es un poco heroico montar este festival y más en las actuales circunstancias», asegura Eva. «Necesitamos encontrarnos, compartir vivencias. Es muy valioso que podamos hacer una edición presencial. Pero gestionar todo esto es muy complicado. Que tengamos un aforo reducido nos influye, que el interior de los bares esté con restricciones también, la limitación de los horarios… Hasta mayo el escenario era diferente, el estado de alarma estaba en vigor y el plan que teníamos era otro. Parece que se nos ha olvidado, pero solo ha pasado un mes», recuerda.
Aunque se ha abierto una nueva sección de cortometrajes, en esta edición más contenida varias propuestas se han quedado fuera. Una de las más atractivas era la del espectáculo audiovisual que iba a juntar al músico Xabier Erkizia y el cineasta gallego Lois Patiño en el planetarium de Eureka-Zientzia Museoa. Queda pendiente para una posterior edición. La charla telefónica con Eva Rivera termina cuando se le pregunta por la importancia que tiene este festival en su carrera profesional. «En el Dock soy la programadora y directora. Forma parte de mi vida. Es casi como un hijo».
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